Petróleo en Noruega

De todos es conocido que Noruega es uno de los países más ricos del mundo porque tiene unas enormes reservas de petróleo que, además, administra sabiamente con mentalidad de pobre.

Lo que no es tan conocida es la cronología de cómo se descubrió ese petróleo.

Noruega y Suecia fueron, de 1814 a 1905 una unión de dos países, que entre otras denominaciones tuvo la de United Kingdoms (Reinos Unidos, que no Reino Unido). La unión, que en realidad fue una especie de OPA hostil por parte de Suecia, se había producido de una forma bastante trapera.

Noruega, al comienzo del siglo XIX, era un territorio danés. Dinamarca no se planteaba tomar partido en las Guerras Napoleónicas, pero los ingleses, por si acaso se les pasaba por la cabeza, les atacaron para mermar su flota. Los daneses, como buenos nórdicos, se enfadaron, dijeron que aquello estaba mal. Pero no hicieron nada…hasta que los ingleses les volvieron a atacar. No les quedó más remedio que unirse a las tropas francesas.

Suecia aprovechó el rio revuelto para atacar a Noruega, pero no lo hizo con mucha pericia. Además, se encontró con que Rusia, envuelta en el conflicto, decidió invadir Finlandia, contra lo que poco pudieron hacer los suecos.

Así, al terminar las guerras, Dinamarca, como perdedor, se quedó sin Noruega. Suecia, como derrotado en su guerra particular contra Rusia, se quedó sin Finlandia. Pero como ganador parcial, se sentó a exigir Noruega como compensación. Un extraño intercambio de estampitas en el que Noruega no fue un mero convidado de piedra, pues pasó de ser un territorio danés a un casi igual de Suecia, en una coalición similar a la que ahora une – de momento – a Escocia con Inglaterra.

Estos Reinos Unidos tuvieron unas diferencias en 1905, diferencias que Suecia decidió solucionar proponiendo un referéndum a la Independencia de Noruega, en una historia que recuerda bastante a la del Brexit británico. Quizás no fuera una total sorpresa, pero los noruegos votaron masivamente por la disolución de la Únión, el 99,95% de la gente votó a favor de la independencia (¡Sólo 184 personas votaron en contra!). Un resultado de referéndum más propio de la reelección en una dictadura africana.

¿Por qué contar estas batallitas de la independencia de Noruega? En parte para mostrar que Noruega no deja de ser un país que aún huele a recién pintado. En parte para mostrar que nunca se les ha tenido en serio en los Acuerdos Internacionales.

Pero volvamos al petróleo. El petróleo era conocido desde tiempos inmemoriales, pero no se le consideró un producto valiosísimo hasta mediado el siglo XIX, siendo ya un objetivo buscando en algunas de las conquistas durante las Guerras Mundiales.

Las reservas de Arabia Saudí, las más grandes y conocidas del mundo, no se encontrarían hasta 1938. Puede decirse que gran parte del petróleo estaba por descubrir.

La cronología del petróleo en Noruega es extrañísima.

En 1959 se encuentra un enorme depósito de gas natural en Groningen, Holanda. Hasta entonces se pensaba que en el Mar del Norte no había nada de nada. De ahí nacería la monstruosa (por tamaño) Shell, la empresa más grande del mundo por capitalización bursátil en 2013.

Visto que podía haber más gas en el Mar del Norte, de inmediato se ofrece una empresa a Noruega, para explorar una zona de sus fondos marinos. Los nórdicos tienen dos ideas geniales de inmediato: la primera, que no es bueno que toda la extracción de tu petróleo caiga en las manos de una única empresa – y además, extranjera. Así, en 1963 proclaman una ley que especifica que los recursos en el territorio noruego pertenecen exclusivamente al gobierno (bueno, lo típico de la época, al Rey) y que además sólo el gobierno puede emitir licencias de explotación.

La segunda idea genial que tuvieron desde el gobierno de Oslo, era que había que poner orden en definir cuáles eran sus aguas territoriales. Hasta entonces, las aguas territoriales sólo habían servido para pescar bacalaos. Basta mirar el mapa para darse cuenta de que el vértice inferior de Noruega, está bastante pegado a Dinamarca, pero incluso no muy distante de Inglaterra.

En 1965 se firma un acuerdo que define exactamente dónde están las aguas territoriales de cada país, especialmente entre Dinamarca y Noruega. El trazado, según las páginas oficiales noruegas “estuvo bastado en el principio de equidistancia“. Aunque en el mapa, no se ven las líneas tan rectas como ellos afirman. Pero como se trataba de los noruegos, al igual que con el referéndum de 1905, nadie los tomó muy en serio, o pensaron que pudieran ir con algún tipo de suspicacia.

El caso es que una vez estuvo todo el papeleo firmado, comenzaron las prospecciones en busca de petróleo o gas.
Marzo de 1965: se firma el acuerdo que establece las aguas territoriales al milímetro.
Abril de 1965: se concede la primera licencia para la prospección.
Verano de 1966: se hace la primera perforación.
Navidad de 1967: se descubre el yacimiento Ekofisk, uno de los más grandes del mundo por aquel entonces.

Y sí, todos hemos oído hablar del petróleo noruego pero, ¿Habéis pensado alguna vez dónde está Ekofisk, el origen de la riqueza noruega?

Pues sí, resulta que está justo en la zona que podía haber peleado con uñas y dientes Dinamarca, o hasta el Reino Unido, de haber sabido que era tan valiosa.

Para colmo de recochineo, apenas 4 años después, Dinamarca se encuentra con la crisis del petróleo de 1973, que les convertiría en uno de los mayores perjudicados. Eso sí, en lugar de dedicarse a llorar o publicar chorradas en Facebook, los daneses hicieron lo que mejor saben hacer: mirar hacia adelante y empezaron a prepararse para un mundo con poco petróleo para ellos. De aquellos barros estas bicicletas por todas partes que ahora disfrutan y su apuesta hasta la supremacía mundial en energía eólica.

Mucho tiempo después Noruega encontraría petróleo por muchas otras partes, más al norte y sin ningún tipo de discusión, con reservas que no parecen tener fin. Ahora se encuentra con problemas similares a los del inicio: delimitar sus fronteras en el Ártico, con vecinos no tan amigables. Dinamarca encontró petróleo, no en tanta cantidad pero sí suficiente para ser un país auto sostenible durante muchos años.

Y lo mejor de todo, los noruegos salieron de la Navidad de 1967 no solo ricos sino que además, su imagen internacional de buenazos sigue totalmente intacta.

Rabo

“Rabo” es una palabra de uso muy común en el español de España, pero su definición es, inesperadamente, bastante compleja.

La Real Academia corta por lo sano y la define como un sinónimo de “cola”.

Extremidad de la columna vertebral de algunos animales.

Sin embargo para cualquier persona que tenga el español como idioma nativo, está claro que hay “rabo de toro” pero no “cola de toro” o que los peces no tienen rabo. Un perro puede tener cola pero es más lógico decir rabo, mientras que un caballo tiene cola y no rabo.

El diccionario Maria Moliner entra en una acotación más precisa, pero aún insuficiente.

Cola.
1. f. Prolongación de la columna vertebral, que forma en los animales un apéndice en la parte posterior del cuerpo.
2. f. Grupo de plumas largas que tienen las aves al final del cuerpo.

Rabo.
1. m. Cola de los animales terrestres (no de las aves ni peces); particularmente, si está desprovista de pelos largos.

Así, si queréis probar el nivel de castellano de una persona extranjera, podéis usar esta sencilla palabra como referencia. Es casi imposible que no confunda el término correcto en la mayoría de los casos.

Fuente: https://forum.wordreference.com/threads/p%C3%A1jaro-%C2%BFrabo-o-cola.394924/?hl=es

Problemas de España

cis

Con motivo de la presentación del último ‘Barómetro del CIS’ (Centro de Investigaciones Sociológicas) me dio por buscar el estudio completo en su página web. En televisión siempre se filtran las secciones más importantes, las respuestas más votadas, pero leyendo los datos de Noviembre 2016, es interesante revisar un poco las secciones que nunca aparecen en televisión.

Al margen de las preguntas sobre intención de voto se hacen dos, sobre los problemas de la gente:

¿Cuál es, a su juicio, el principal problema que existe actualmente en España? ¿Y el segundo? ¿Y el tercero?
¿Y cuál es el problema que a Ud., personalmente, le afecta más? ¿Y el segundo? ¿Y el tercero?

La imagen de más arriba muestra los porcentajes de algunos aspectos interesantes que puntúan muy bajo. Nada de la corrupción, el paro, los políticos, la Sanidad, que siempre están en los primeros lugares.

Tres aspectos que están continuamente en los medios de comunicación, como son ‘Los refugiados’, ‘La violencia contra la mujer’ o ‘Los desahucios’, apenas son mencionados por la gente. La violencia contra la mujer en particular, se considera como un problema mucho más importante para España (1,1%) que para las personas en particular (0,2%). Con números tan pequeños, parece que son diferencias de décimas, pero estamos hablando de que es un problema más de 5 veces más grave para España, que para las personas en particular.

He destacado esos tres problemas en particular porque están continuamente en los medios de comunicación, dando la impresión de que no sucede otra cosa. A pesar de la continua exposición mediática, a la hora de la verdad, la gente entiende que los verdaderos problemas, son otros. Incluso con el enorme desgaste psicológico que supone oír una y otra vez las mismas opiniones, no se consigue lavar el cerebro de la gente y hacerles pensar que son lo único en que deben pensar.

Totalmente ignorado en el estudio, aparece un interesante epígrafe: ‘Falta de inversión en industrias e I+D’ (con un 0,7% y 0,3% de respuestas), frente a un 72,9% de gente que considera que su problema es ‘El paro’. Posiblemente el anterior sea el mayor problema de España, pues es estructural. Con una sólida industria agro-alimentaria y turística, el gran cáncer económico de España es no tener suficiente industria ‘de verdad’. Los polígonos industriales de muchas ciudades dan pena, con empresas que se limitan a solicitar productos por Internet (a industrias reales) y distribuirlos por España.

Mientras no tengamos industria real, dependeremos del turismo – y la construcción que está relacionada con éste – que son sectores cíclicos que se mueven por burbujas. La gente que vive de profesiones en burbujas no puede tener una vida de verdadera clase media, moviéndose entre la más absoluta miseria en los años malos, y la ostentación de los nuevos ricos en los buenos.

La deriva de Tripadvisor

El excelente libro ‘Founders at Work: Stories of Startups’ Early Days‘ tiene un capítulo en el que narra el origen de Tripadvisor como empresa. Se convirtieron en el producto que ahora todos conocemos porque tanto la idea inicial, como las variaciones que intentaron, se mostraron fallidas.

Then we hired people to read every single travel article we could find on the Net, and classify that article into our database, and write a one-line summary. It’s a fairly significant effort, and people that we talked to said, “You’re nuts. You’ll never finish.”

TripAdvisor antiguo

Casi sin quererlo, Tripadvisor se quedaría con el negocio mundial de las opiniones sobre hoteles, un pastel en el que nadie se fijó pero que con el tiempo se mostraría como uno de los más valiosos de toda la red.

Sin embargo, la guinda del pastel eran las opiniones de restaurantes. Uno de los negocios online más divertidos de crear, a diferencia de otros productos con menos glamour como las tiendas de productos de segunda mano o páginas de gestión para negocios. Al tratarse de un sector tan atractivo, decenas de empresas han volcado muchos recursos en conseguir hacerse con el control de las opiniones de restaurantes, durante años. Yelp, Google (robando contenido a otras páginas), Facebook han sido alguno de los principales competidores de Tripadvisor. En España 11870.com tenía un producto muy digno, pero parece atrapado en el tiempo, con el mismo contenido y diseño que hace 6 años.

En cierto modo Tripadvisor también consiguió triunfar en tan complicado sector. Mucha gente consulta sus rankings o busca en la aplicación restaurantes cerca de acuerdo a sus sugerencias. Sin embargo, cuando se consiguieron relajar y empezaron a pensar en monetizar su éxito, se dieron cuenta de que a pesar de ser uno de los sectores más populares de internet, es muy complicado ganar dinero con él.

Las ideas que se les ocurren giran en torno a realizar reservas desde su página, con algún tipo de descuento. Si el dinero pasa por su cuenta corriente antes que por la del restaurante, pueden llevarse un buen pellizco, algo que Airbnb ha explotado hasta las últimas consecuencias de una forma deleznable.

Pero ir a un restaurante no es como reservar un hotel. A veces es una decisión impulsiva, de pocos minutos antes. Y los márgenes son pequeños. Para un restaurante, admitirlos como intermediarios puede ser una complicación innecesaria, además con el problema de que esos clientes darán menos beneficio que los normales.

Esto no deja de ser una opinión vista desde fuera, pero veo ese negocio como un subconjunto del de los cupones de descuento – tipo Groupon – lo cual es lamentable: crear un negocio bastante grande y duro para luego darte cuenta de que tu único modelo de negocio viable es una fracción del de otro sector mucho más sencillo.

Por eso se nota que Tripadvisor ha intentado pivotar para conseguir más y más vías de ingresos, de una forma bastante poco agraciada en muchos casos. Ahora insisten en que te registres en su página para poder paginar y leer más opiniones(pero es un requisito falso, porque si insistes, te acaban dejando pasar página sin registrarte, lo cual te deja un amargo sabor de boca). También desesperan por conseguir que instales su aplicación móvil, con la que al menos tienen un seguimiento intensivo de tus movimientos por la ciudad. Pero no queda claro cómo van a conseguir ganar algo más de dinero con eso. Cierto es que cualquier negocio podría vivir muy bien con una fracción del tráfico o las acciones de usuarios en Tripadvisor. Pero una página tan grande que consume tantos recursos espera algo más que unos cuantos cheques gordos de Adsense a final de mes.

triadvisor-ingresos

En resumen, me llama la atención que un sector tan importante del Internet no sea rentable de forma clara, aún hoy en día. Eso debe servir como una alerta a emprendedores conservadores: millones de visitas diarias, usuarios registrados y usuarios de móvil, pero unos ingresos muy moderados. En la gráfica de más arriba puede verse también cómo los ingresos fuera de la parte de hoteles son mucho más bajos, pero además son dinero más difícil de ganar (se ingresa la tercera parte que con los hoteles, pero el beneficio real es una sexta parte que con los hoteles).

Revisando esas cifras en perspectiva, podría darse que haya un restaurante del mundo que gane más dinero que todo Tripadvisor, que gestiona casi todo el tráfico de Internet sobre restaurantes. Una paradójica regresión sobre la nueva economía.

Una deriva natural, muy al estilo de Google, consiste en manipular el ranking de resultados. ¿Quieres ser el #1 de Nueva York, multiplicando tus clientela hasta diez veces más? Paga.

Los restaurantes que admiten reserva a través de Tripadvisor aparecen en los resultados, arriba del todo, entre los más populares. En ciudades de tamaño medio, la “manipulación” es muy obvia.

ranking-malaga

El listado de arriba es para Málaga (600.000 habitantes), simplemente los mejores. Incluye dos restaurantes que han pagado por salir ahí y uno que, el mismo Tripadvisor, cataloga como el #28, en el segundo lugar.

Con el tiempo, al igual que ha ido haciendo Google, los resultados de pago irán siendo menos claros y más abundantes. Es una deriva natural en un negocio que tiene que ganar dinero.

Aunque toda esta disertación se me ha ido de las manos un poco. Pues yo venía a hablar de otra cosa totalmente distinta. Puesto que Tripadvisor se ha apoderado del sector más peleado pero donde más opiniones se generan, ahora se encuentra con la responsabilidad y el problema de cómo ordenar los resultados.

El ranking tiene que tener en cuenta mil factores: no solo las notas, sino también el precio, la frecuencia de las opiniones y la nacionalidad de los que las escriben. En el pasado era imposible comparar restaurantes por la escasez de valoraciones. Ahora surge un problema totalmente distinto: es casi más difícil hacerlo cuando todos tienen cientos de opiniones. Por supuesto que los gurús dirán que con la inteligencia artificial que está a la vuelta de la esquina esto cada vez será más fácil pero tengo serias dudas al respecto.

Cuando miro el ranking de mi ciudad, simplemente me veo perdido: ignorando los lugares patrocinados, hay un montón de restaurantes que no conozco pero que tampoco quiero conocer. Málaga es una ciudad grande pero manejable, no da pie a que haya joyas que nadie conoce. Revisando sus listados me doy cuenta de las carencias que encuentro en Tripadvisor cuando viajo a otras ciudades.

Un problema mayor es el de las valoraciones: los restaurantes más baratos suelen tener mejores valoraciones. Pueden darte pan algo manido, raciones congeladas, productos del supermercado abiertos y puestos en un plato: el nivel de exigencia es mínimo y uno se siente contento a poco que no acabe con una gastroenteritis.

Los restaurantes caros suelen obtener algunas opiniones vengativas con el ánimo de hacer daño. Diverxo, El famosísimo tres estrellas Michelin de Madrid, tiene un 2.5% de valoraciones como ‘pésimo’. Estamos hablando de un restaurante en que hay que reservar con meses de antelación y también pagando por dicha reserva. O visto de otra forma, sólo el 71% de los que lo visitan, lo consideran ‘excelente’. En ambos casos – y se trata de un restaurante que no he visitado – me parecen cifras muy pobres. Puede decirse que ese caso es extremo y que la nueva cocina ‘no llena el estómago’, pero cifras similares pueden verse en restaurantes de alto nivel. A mayores expectativas, mayor nivel de exigencia y más facilidad para obtener un voto de venganza.

El sueño de todo cliente es encontrar un sitio relativamente barato, no muy lleno y con altísima calidad. Son esos los restaurantes que suelen arrasar en las métricas de Tripadvisor. Esto, sin embargo, sólo se puede producir cuando el lugar es relativamente poco conocido. Es cuestión de tiempo que se produzca una deriva: o bien estará siempre lleno, o bien los precios subirán o bajará la calidad.

El ranking se vuelve loco: tiene que intentar distinguir a los elegantes, descubrir a las estrellas emergentes y no sobrevalorar a los baratos que arrasan. Sería fácil si incluyeran filtros extra en sus búsquedas. Pero no pueden hacerlo, porque impactaría a cualquiera de sus modelos de negocio. Y es que con el tiempo, cuando se es grande, para ganar dinero hay que empezar a empeorar el contenido que se ofrece. Google sabe cómo obtener los mejores resultados a tu búsqueda, pero se ve obligado a enterrarlos entre sus cada vez menos claros resultados de publicidad.

hoteles-1

hoteles-2

Lo que veis ahí son resultados delante del ordenador, bajando una pantalla entera hasta encontrar algo que no sea publicidad (y casi al final de la segunda pantalla). En móvil, los resultados estarán simplemente demasiado abajo.

Otro factor importante a la hora de valorar el ranking de restaurantes son la nacionalidad de los que opinan sobre ellos. Si voy a Pekín, me encontraré con rankings totalmente diferentes dependiendo de si soy chino, inglés o español. Tripadvisor da preferencia a aquellos negocios que tengan opiniones que el cliente pueda leer. Es una decisión razonable pero que falla en el extranjero: muchos de los restaurantes más auténticos son aquellos que no tienen carta en inglés – no te digo ya en español. Es más, muchos de los mejores restaurantes ni siquiera tienen carta, y se especializan en una sola cosa.

La necesidad de tratarme como un hombre de entre 30-50 años de España, con un móvil android y unos ingresos estimados superiores a 20.000 euros anuales – los típicos datos que consiguen a través de analizar y compartir mis comportamientos de uso de internet, les hace sugerirme restaurantes de la misma forma robotizada y simplificada. Todos conocemos el patrón medio del turista español en el extranjero: lagartos sin cabeza, obsesivos visitantes de museos que racanean en comida como si no hubiera mañana.

En Tripadvisor se forma un círculo vicioso: en el extranjero me sugieren restaurantes que han visitado otros españoles. Los cuales, en su mayoría, serán restaurantes con carta en inglés – ¡O incluso en español! Y un restaurante así, enfocado hacia los turistas, no siempre es un sitio de calidad. Pero de nuevo no hay forma de filtrar dichas opiniones. No puedes buscar sitios populares pero donde no vayan españoles.

Para terminar, esta no trata de ser una opinión negativa sobre Tripadvisor. Ni una sugerencia de cuñado sobre lo que deberían hacer para mejorar. Ni mucho menos una recomendación de modelo de negocio para hacerle la competencia, en un sector que ya está cerrado. Lo que he intentado contar es lo complicado de dicho mercado, tanto desde el punto de vista de obtener un beneficio como el de ofrecer un servicio adecuado. Y lo peculiar del Internet de hoy en día. La opción de buscar restaurantes decentes que estén cerca, cuando estás viajando en el extranjero, no tiene precio. Pero es al mismo tiempo casi imposible dar buenas sugerencias, o mucho mejores, que hace ya 10 años.

Economía de barrio

economia

La desquiciada economía española en la imagen de mi barrio. En apenas 20 metros cuadrados, hay:

3 panaderías
3 peluquerías
4 bares
5 fruterías

Y no hay prácticamente nada más.
Competencia feroz y destructiva.
Negocios muy primitivos y sin apenas inversión inicial, pero que si funcionan sólo pueden ser de subsistencia.

La crisis, en retrospectiva

Afortunadamente en 2016 se acabó la crisis económica española. Bueno, quizás se acabó antes, pero no fue hasta 2016 en que se dejó de hablar de que la crisis seguía estando ahí.

A pesar de haber sido una experiencia devastadora para muchas personas, y haber comprometido las opciones de futuro de casi toda una generación, resulta sobrecogedor ver como la mayoría de la gente no ha aprendido nada de ella.

Con el tiempo se ha ido simplificando la explicación de la crisis y por qué sucedió hasta niveles de Pocoyó. ‘La crisis fue culpa de los bancos y la corrupción de los políticos’ es la opinión de una inmensa mayoría de la población española.

Es cierto que gran parte de la responsabilidad de la crisis la tienen bancos y políticos. Pero reducir los culpables a estos dos simples grupos, o apurando aún más, al Partido Popular como representante de los políticos y a Bankia – o hasta tan solo Rodrigo Rato – es un ejercicio de infantilismo.

Allá en la época dorada de los blogs, había unos cuantos contando los riesgos a los que se enfrentaba España, inmensa en una enorme burbuja inmobiliaria. Mientras sonaba la orquesta, nadie hacía nada al respecto. Todo el mundo era próspero y se decía aquello de “la cosa va p’arriba”, que era una forma de entender que se soñaba con un mundo de perpetua prosperidad.

Muchos acabarían viendo como el sueño se convirtió en pesadilla. Familias enteras arruinadas, que pasaban de la bonanza y la vida acomodada a un mundo de precariedad y vergüenza. Ahora bien, todas esas personas ya han olvidado a todos los culpables de su situación. No es de extrañar que dentro de unos años, cuando la situación se repita, vuelvan a tropezar con las mismas piedras. Ellos o sus hijos, asesorados por sus consejos.

No voy a decir aquí “quienes son los verdaderos culpables”. Hay muchos. Los políticos y su intervención en los bancos, tienen el puesto de honor. Pero me parece muy injusto cómo tantos otros actores se han marchado de la fiesta sin pagar las consumiciones.

Quizás el mayor responsable de la crisis que ha salido de rositas ha sido el mundo de los medios de comunicación. Eran ellos los que jamás publicaban una noticia negativa de un banco o de un directivo importante. Dependientes de la publicidad que estos pagaban, durante los años previos a la crisis siempre hubo una total falta de periodismo crítico.

Era responsabilidad de los medios de comunicación el alertar sobre los riesgos de lo que estaba a punto de suceder. Si lo hubieran hecho adecuadamente, muchas personas no habrían pedido ese crédito justo en la cima de la burbuja, o no se hubiera inflado un 10% más el precio de la vivienda o no se hubiera comprado ese tentador Porsche Cayenne. Del mismo modo, los políticos y los banqueros se hubieran cortado un poco en su forma de actuar, tan a cara descubierta. El Cuarto Poder también miró para otro lado durante la crisis.

Resultaba patético ver cómo había que informarse en medios alternativos, como preparacionistas o conspiracionistas. Nunca una noticia alertando de riesgos, peligros. Para colmo de males, luego los medios de comunicación han hecho caja con programas y personajes que explicaban la crisis de forma sencilla, a toro pasado. Al Rojo Vivo, de la Sexta, ha sido un referente, trayendo la economía al Prime Time de las televisiones. Aunque este programa ha hecho cosas muy buenas, ¿Por qué no surgió cuando se le necesitaba de verdad, cuando todo iba bien? Luego también es penoso ver cómo han ganado mucho dinero durante la crisis economistas y personajes que no tenían ni idea de lo que estaba a punto de ocurrir, pero se mostraron muy expertos en contar la realidad y sus causas con meses de retraso. Los periodistas económicos, de notables culpables, a figuras ensalzadas y libres de toda culpa.

Los políticos son muy responsables de lo que ocurrió. Y resulta triste ver como ninguno ha sufrido consecuencias por ello, salvo aquellos que han robado descaradamente y se les ha descubierto con multitud de pruebas. Cuando se empezaba a hablar de nueva política, con los partidos de Podemos y Ciudadanos, se mostró una gran verdad: todos los políticos que estaban antes de la crisis, siguieron en sus cargos durante y después de la crisis. Un puesto de gran responsabilidad que, sin embargo, no tiene ninguna. Pase lo que pase, ellos seguirán como el dinosaurio de Monterroso.

Ahora bien, ¿Por qué seguían esos políticos ahí? Porque la gente los votaba. Recuerdo como si fuera ayer la campaña electoral de las Elecciones Generales del 2008, ganadas por el Partido Socialista. Tras haber gobernado los cuatro años anteriores – de bonanza económica – se centraron en negar la existencia de síntomas de declive económico. En medio de una situación insostenible, en que cada indicador era peor que el anterior, se atrevieron a negarlos y lo mejor de todo fue…que la gente les votó.

Mentir salía gratis y dar malas noticias, como hizo el Partido Popular en la campaña del 2008, restaba votos. Del mismo modo, en regiones con futuros escándalos de corrupción, como Andalucía o Valencia, todo iba bien. Se renovaban mayorías una tras otra. A la gente le gustaba la campechanía de los dirigentes públicos, que vivían en una perpetua euforia del 3%. Nadie votaba a los políticos de la oposición, con aspecto de aguafiestas y amargados.

Puede decirse que la gente les votaba porque aún no sabían que eran corruptos. Lo cual es cierto solo en parte. Cierto es que los periodistas no se atrevían a decir nada sobre ellos hasta que estuviera reconfirmado cien veces. Todo el mundo sospechaba la existencia de tejemanejes. Pero como hemos podido ver en las Elecciones de 2016, la corrupción es uno de los mayores problemas para los españoles pero no es uno de los factores más decisivos a la hora de elegir el voto.

Así, nos guste o no, hemos votado de forma irresponsable una y otra vez. Y lo seguiremos haciendo.

Luego basta con mirar a cualquier colectivo damnificado por la crisis para encontrar su parte de culpabilidad. Los afectados por el escándalo de las preferentes de Bankia por ejemplo. Se ha incidido en el caso de personas mayores que no sabían escribir, gente que no podía ni tan siquiera ver, que habían perdido ‘los ahorros de toda una vida’.

Sin embargo, en España nadie ahorraba. Una gran parte de esas personas mayores tenían ese dinero como parte de una venta de vivienda. Muchas de estas inocentes personas, estafadas por los bancos, habían sido los que se habían lucrado enormemente durante la bonanza de la burbuja inmobiliaria. El paradigma de compraventa era una pareja joven, sin hijos pero con planes de tenerlos, que compraba sobre plano. Y luego, ya a un nivel más modesto, que compraba un piso o local comercial a reformar a una persona mayor.

Uno de los aspectos más dramáticos previos a la crisis era ver cómo se producía una transferencia de riqueza de la gente joven – en muchos casos riqueza futura o riqueza que jamás alcanzarían – hacia las personas mayores. Durante los años posteriores hemos podido ver cómo se revertía este proceso. El abuelo con una modesta pensión acogiendo a sus hijos desahuciados o ayudándoles a llegar a fin de mes.

Con una población cada vez más envejecida, los mayores y sus pensiones son intocables, mientras los jóvenes tienen que elegir la forma en que se evaden de la realidad donde no tienen cabida: pagar con impuestos las pensiones de varios jubilados, o ser tratados como escoria una y otra vez (puteros, ni-nis, obsesionados con los videojuegos). Antes de la crisis había un problema generacional muy grande. Sigue habiéndolo y se sigue mirando para otro lado. Esta es una especie de burbuja que nos arrasará lentamente. Habrá una generación que prácticamente sólo pague impuestos para pagar las pensiones de sus mayores, mientras que cuando les llegue su jubilación, no percibirán casi nada.

Pero no fue la crisis una cuestión de jóvenes o mayores. Todos estábamos inmersos en una locura colectiva, la sociedad entera estaba enferma y no se empezaron a ver valores humanos hasta que estalló la crisis. La solidaridad entre familias, ayudando al que se quedó sin techo era antes un continuo duelo de cuñados a ver quién se había comprado el piso más adosado, a ver quién había metido más extras en la hipoteca, quién tenía la deuda más grande.

Unas forma de ocio más grotescas que ponerse a cazar Pokemons. Más viajes a Punta Cana que a Torremolinos. Turismo burdo de capitales europeas sin dejar jamás una propina. Todos los fines de semana de turismo rural a alguna parte, para no morirse de vergüenza en el trabajo por no tener nada que contar. Ocio tan a crédito como la vivienda. Restaurantes fuera de las estrellas Michelin con listas de espera de años. Comprar marcas blancas era de pobre. Toda la ropa, de marca. Menos mal que los smartphones no empezaron a aparecer hasta después de la crisis o no sé qué cosas habríamos visto. Todo el mundo tenía Audis porque los Seats eran para los muertos de hambre. Un mercado de segunda mano prácticamente inexistente.

Con la crisis llegarían medidas razonables: veranear en el piso de la playa de tu cuñado. Comer fuera pero en sitios baratos, convirtiendo a Ikea en uno de los principales proveedores de comida rápida del país. Pasar tiempo en casa, pasear. Visitar a los familiares, alargar la vida útil de coches que siguen funcionando perfectamente.

Uno de los mayores responsables de la crisis era una sociedad enferma, egoísta, sólo preocupada de aparentar. La riqueza – ficticia – y el dinero en el centro de todo lo que se hacía. Operaciones de estética sin parangón en toda Europa. Era normal incluir una operación de aumento de pecho a los gastos de la hipoteca. Las parejas se divorciaban no por falta de amor – que nunca hubo mucho – sino por falta de ambición de sus cónyuges. Antes de la crisis se vivía un egoísmo generalizado y era casi imposible escapar a él.

Blogs como Sanchiguarro, los colonos del Páramo, en tono humorístico, mostraban la irracionalidad de la sociedad en medio de la verdadera crisis : la de valores. Una cita que lo resume todo:

El problema no es que los pisos sean caros: es que nos hemos convertido en unos animales de bellota.

Inmersos como estábamos en una sociedad enferma, la crisis era en cierto modo una consecuencia inevitable.

Finalmente, antes de la crisis había un mercado de trabajo totalmente disfuncional. Todo el mundo vivía, directa o indirectamente, de negocios bancarios, inmobiliarios o una mezcla de ambos. Mucha gente cobraba una parte de su sueldo en negro, o vivía directamente de comisiones de venta que parecía nunca acabarían. La gente sin estudios ganaba mucho más dinero y tenía mejores condiciones laborales. Pero claro está, con decenas de miles de personas que estudiaban carreras profesionalmente inútiles por aquello de que uno tiene que estudiar aquello que realmente le gusta. Luego basta con desearlo mucho para que surja una trabajo soñado de Filosofía y Letras, o de Historia del Arte. Estudiar Empresariales sin vocación nunca será la solución.

El mercado laboral era una auténtica locura: empleados con intocable antigüedad que no sabían – ni querían – tocar un ordenador, mientras los jóvenes llegaban con contratos precarios debajo del brazo y palmaditas en el hombro. El aluvión de la crisis no ha arreglado nada de esto pero al menos ha servido para mostrar el inquietante aspecto de la realidad que nos podemos permitir, mientras no tengamos ningún tipo de industria.

En resumen, la crisis tuvo muchos culpables. Unos más que otros, pero me parece muy triste, e infantil, que muchas personas duerman con una total sensación de inocencia. Sobre todo porque la vida es una rueda que da continuos giros. Y si dentro de 15 años se repite algo parecido a todo esto, por lo menos que sepamos darnos cuenta y tomar las medidas que estén en nuestra mano.

Scrabble

scrabble

Scrabble, el juego de formar palabras, fue inventado por Alfred Mosher Butts en 1938. La idea de crear un juego de mesa le llegó a este arquitecto cuando se quedó en paro en el año 1931, por la Gran Depresión. En un tiempo sin smartphones, tablets o tan siquiera televisión, un buen juego de mesa podía ocupar cientos de horas del ocio familiar.

Las reglas del juego cambiaron mucho durante los primeros años, así como el nombre del juego. Lexico, Criss-Cross Words, para al final llegar al definitivo de Scrabble, siete años después.

Butts trató sin éxito de comercializar su juego durante años. Las ventas eran insignificantes. Uno de los pocos que compró su juego fue su amigo James Brunot, con quien solía jugar al Scrabble junto con su mujer. A pesar de la patética acogida del publico, Brunot pensaba que el juego era muy bueno y acabó comprando los derechos del mismo a su amigo, encargándose de replantear las ventas. Sería Brunot el que daría el nombre definitivo de Scrabble, así como simplificó un poco las reglas, aunque manteniendo casi intacto el original.

Durante el primer año de ventas, Brunot consiguió vender apenas 2.500 ejemplares del juego. No obstante, su fortuna pronto empezaría a cambiar.

Es fascinante cómo fue formándose el efecto bola de nieve con este juego. Butts lo creó y apenas si lo conocía alguien más que su familia y amigos. No obstante, uno de sus amigos, que disfrutaba mucho jugando, vio potencial en él. Con 2.500 ejemplares por todo Estados Unidos, el juego estaba más expuesto al público. Sería la Universidad femenina Smith College donde se convertiría en un auténtico fenómeno. Una estudiante se llevó una copia del juego y poco a poco fue apoderándose de todo el campus.

De una forma similar a como Facebook trató de popularizarse en sus orígenes como una página web solo para los estudiantes de la prestigiosa universidad de Harvard, Scrabble se presentó de forma totalmente espontánea como un juego para personas inteligentes con estudios universitarios.

El golpe de gracia lo daría un ejecutivo de Macy’s – los grandes almacenes americanos en que están inspiradas cadenas como El Corte Inglés – y que en el siglo XXI tiene menos glamour que ponerse a regatear en una churrería. Este ejecutivo conoció el juego por casualidad durante sus vacaciones de verano. Le gustó y se propuso comprarlo en la tienda. Cuando vio que no se vendía en los grandes almacenes le pareció sencillamente imposible. Mientras los Brunot se movían en ventas anuales de 2.500 ejemplares, él solo hizo una orden de comprar 60.000 juegos.

Y el resto, es historia.

Fuentes:
The People’s Almanac Presents The 20th Century: History With The Boring Parts Left Out (un libro).
Scrabble, en la Wikipedia.

Como hacer yogur casero perfecto

La yogurtera es el paradigma de los pequeños electrodomésticos que se compran con mucha ilusión pero se acaban usando entre una vez y ninguna. El principal problema de este fracaso anunciado es que produce unos yogures bastante aguados, que hacen el ridículo en la comparativa con cualquier marca.

Tratándose de un aparato que no tiene apenas ciencia, la gente desespera y tarde o temprano, lo da por imposible. Además tiene el tamaño ideal para guardarla en un armario sin que moleste demasiado, por lo que se puede pasar 3-4 años en el olvido sin grandes problemas.

En mi caso me compré la yogurtera no por ahorro – los yogures tienen precios que rozan el dumping, es casi imposible hacerlos más baratos. Lo hice porque ninguna marca comercial hacía los yogures exactamente como a mi me gustan.

De un lado, se abusa del azúcar. En otros casos se añade fruta pero es siempre de la peor calidad imaginable. Finalmente están los yogures con suplementos raros que en realidad aportan más bien poco.

Es terrible también ver cómo se van moviendo de acuerdo a las modas de salud. Si el último peligro es el azúcar, hacen yogur con edulcorante – con el mismo sabor demasiado dulce. Si el rival a batir son las grasas, con leche desnatada, pero para compensar su mal sabor, le añaden extras de azúcar. Si quieren que tenga extra de calcio, aprovechan para incluir leche descompuesta en factores primos.

El yogur con el que soñaba tenía que estar hecho con leche normal (“leche clásica” como inquietantemente anuncia Carrefour ahora), fermento de yogur y nada más. Tener la consistencia de un yogur griego y menos acidez que un yogur comercial. Sin azúcar, pero sin preocuparme de la cantidad de grasas lo más mínimo. Ni que decir tiene que con una yogurtera no conseguí nada de eso.

Leyendo por foros de internet encontré todo tipo de sugerencias: calentar la leche antes de mezclarla. Llevarla a ebullición y luego dejarla enfriar. Usar leche fresca. Usar leche pasteurizada. Usar leche semi desnatada. Usar leche entera. Dejar la máquina más tiempo de las 8 horas recomendadas. Echar más cantidad de yogur de base.

Todos los consejos que he mencionado arriba llevan al mismo resultado: un yogur que no está ni bien ni mal. La única forma de mejorarlo fue con mi propio I+D y quiero compartirlo con todos vosotros.

La forma más sencilla de hacerlo más espeso es añadiendo un poco de leche en polvo a cada vaso de yogur. Esto aumenta la consistencia notablemente y es un método claro para aumentar el espesor: más leche en polvo, más densidad del yogur.

Durante mucho tiempo estuve con este invento que no iba nada mal. Hasta que un poco por casualidad di con la piedra filosofal del yogur casero: la leche de oveja.

La leche de oveja es el típico producto que jamás se pondrá de moda: tiene unos niveles de grasas superiores a la leche de vaca. Y es mucho más cara por razones de tamaño obvias. Se trata de un producto tan graso que apenas si se puede comercializar más que en su forma semi desnatada.

La leche de oveja semi desnatada tiene exactamente las mismas calorías que la leche de vaca entera. Eso sí, un 80% más de calcio. El brick cuesta unos 2 euros, con lo que el precio es, de largo más del doble que la leche de vaca.

Ahora bien, la leche de oveja hace un yogur de yogurtera perfecto. Estoy hablando de un yogur con mucha más consistencia que el queso mascarpone. Si además se combina con un yogur de leche de oveja, estamos ante un producto de calidad sublime – con un precio razonable.

oveja yogurt

El mayor problema es encontrar estos productos en el supermercado. El mejor yogur del mundo es el de oveja de ‘El Cantero de Letur‘. Simplemente es un producto que no se parece a ningún otro: yogur casi para comer con cuchillo y tenedor. Este yogur se vende en Aldi y Supermercados El Corte Inglés – que yo sepa. El único problema que tiene para que sea perfecto es que quizás es demasiado denso para mi gusto: el único yogur que se pasa en densidad de todo el mercado.

La leche de oveja semidesnatada, de la marca Gaza, Ganaderos de Zamora, por otro lado sólo se vende en Carrefour e Hipercor.

gaza

Creedme cuando os digo que esa combinación es el Santo Grial de la yogurtera.

Múnich

Hace pocos días un loco de 18 años tiroteaba a un grupo de personas en un centro comercial en Múnich, asesinando a 9 personas, para acto seguido, suicidarse.

Sin embargo, las autoridades y la policía no sabían quién o quiénes eran los autores del tiroteo. Las primeras noticias hablaban de un ataque organizado por tres personas, algunas de las cuales se habían dado a la fuga. Se decidió declarar el estado de excepción en la ciudad. Se suspendieron todos los transportes y se pidió a la gente que no caminara por las calles, que se quedaran donde estuvieran.

Surgió entonces el típico hashtag de Twitter para alojar a las personas que no podían volver a sus casas. Solidaridad en los momentos más difíciles.

Personalmente me pareció más terrible que el ataque, el miedo repentino capaz de atemorizar a una ciudad entera. Que no se enfrentaba a un ejército o tan siquiera a unos terroristas preparados, sino ante un chico con problemas mentales que posiblemente nunca antes había disparado un arma real. Lo de ayudar a otros por Twitter, para dar una imagen de solidaridad y colaboración lo hacía todo aún más penoso, si cabe. Solidaridad sentado en la taza del váter.

Apenas unos días antes, tenemos el caso contrario: un país con uno de los mayores ejércitos del mundo sufre un golpe de Estado y el Presidente manda un mensaje por Twitter – o similar – pidiendo a la gente que salga a la calle a parar tanques y sean los mismos civiles los que detengan dicho golpe de Estado. Y aunque no lo hubieran conseguido – que es lo de menos – la gente salió a la calle y lo intentó.

Luego pasan unos días y empieza a hablarse de que el golpe de Estado igual fue provocado, o que el Presidente está aprovechando para expulsar a toda la gente que no le gusta. Medidas anti democráticas y bla,bla,bla de activismo de salón.

Tenemos dos países que toman sus respuestas de forma diametralmente opuesta. Alemania con miedo y desmoronándose con un aleteo de mariposa. Turquía con una población que demuestra un valor más allá de la temeridad. ¿Cómo pueden ser estos dos países tan distintos con la de kebabs que se venden en Berlín?

Precisamente porque Turquía es un país que responde de esa manera, la democracia de allí – o lo que sea – sólo se puede forjar con una mano de acero. O gobiernas de ese modo, o eres borrado del mapa, tú y la sociedad entera de tu país. Hemos visto ya demasiados casos: Siria, Túnez, Libia. La única forma de mantener con cierta estabilidad un país de ese tipo, es a hostia limpia y con una democracia de guante ensangrentado.

Tras la sucesión de ambas noticias, queda grotescamente retratada la diferencia entre ambos países o formas de vivir el mundo. Alemania – o España – predicando desde un mundo sin apenas problemas, donde un atentado de un loco aterroriza una ciudad entera. Mientras, Turquía es un vecino de ISIS. No estamos hablando de que hay un loco que ha visto vídeos en Youtube y se ha hecho de ISIS, es que está el jodido ejército de ISIS entero a pocos kilómetros de la frontera turca. ¿Quiénes creemos que somos para darles lecciones de como tienen que hacer las cosas?

Brexit

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Ya ha pasado casi un mes desde que Reino Unido votara en referéndum su salida de la Unión Europea. Creo que tiene sentido escribir algo sin el calentón del momento.

La cobertura desde España del Brexit ha sido totalmente parcial en favor de que Reino Unido siguiera en la Unión Europea. Casi todos los artículos al respecto se centran en las ventajas y desventajas del Brexit para los que no son británicos. En qué nos afecta a nosotros, no a ellos.

Es como el temido referéndum catalán, a ellos les puede perjudicar salir de España, pero el resto de España saldría perdiendo siempre. ¿Os imagináis un artículo sobre las consecuencias de la salida de Cataluña para la economía de Aragón? Suena a bizarrismo periodístico, pero sería el mismo rigor periodístico que aquí se ha dado al Brexit, centrándose en los británicos que viven su jubilación en la Costa del Sol o Valencia o el caso de Gibraltar, que de repente, parece gustar que no sea español.

Hay 30.000 residentes en Gibraltar. 300.000 británicos residentes en España. Reino Unido tiene 64 millones de habitantes. La cobertura del problema en España, simplemente entrando en lo anecdótico, es preocupante.

El otro punto de vista para hablar del Brexit ha sido mencionar los numerosos españoles residentes en el Reino Unido. Por una vez nos preocupan los españoles…que se han tenido que ir de España. Nos guste o no pensarlo, son una pieza totalmente irrelevante en la decisión que han tomado los británicos. Su punto de vista puede tenerse en cuenta a la hora de informar, pero jamás debería ser el centro de la noticia.

El último clavo del ataúd ha sido mencionar que la gente “urbana” de Londres ha votado a favor de quedarse, mientras que la gente rural es la que quiere salir de la Unión. Ese tipo de puntualizaciones lo que deja caer, más o menos veladamente, es que hay un voto paleto y que este, debería valer menos.

Los defensores de la Democracia, este sistema de Gobierno tan cutre pero mejor que otros aún peores, no se atreven a rasgarse las vestiduras con sus propios argumentos tan antidemocráticos. Están los paletos que votan sin saber y luego está aquello de que los Referéndum es que no están bien convocarlos sin informar bien a la gente. Es decir, que hasta que no haya certeza de que van a votar lo que los políticos quieren, no deberían convocarse.

Culpar a David Cameron de las consecuencias del Brexit, por atreverse a convocar una consulta que había prometido en su campaña electoral, es aparentemente muy democrático. Al igual que con los aeropuertos, radiales y tranvías en mitad de la nada de España, la culpa no es del político que decide construirlos, sino de los votantes que deciden votarle para que lo construya. Si Cameron ganó las elecciones con el Brexit en su programa, la culpa sería de sus votantes, que no lo vieron como una propuesta temeraria.

Si el Brexit ha ganado, teniendo en contra a los dos principales partidos británicos, que hacían campaña en contra, y todo el resto de Europa, es porque la opinión generalizada era muy mayoritaria en contra a seguir en la Unión Europea.

En la campaña del miedo contra el Brexit casi todos los argumentos han sido, aparte de pensando en nuestros intereses (insisto, el Brexit es malo para España, sin lugar a dudas), sobre los problemas a corto plazo con que se enfrentaría Reino Unido.

El primer afectado sería, la cotización de la Libra respecto al Euro o el Dolar. Y esto ha sido así, tras el sí a la salida de la UE, la libra sufrió una severa caída, de la que no se recuperará en el medio plazo.

pound

Sin embargo es interesante mirar las cosas en perspectiva. La libra nunca había tenido una caída tan significativa. Y estará en valores de los años 80. Pero si comparamos con datos de épocas puntuales, la libra había sufrido un lento Brexit, de valer 1.7 en Julio de 2014 a 1.44 en Marzo de 2016. Y en ese bajada no había ningún tipo de factor riesgo ante una posible salida. Es simplemente otra moneda y dependiendo de muchos factores puede subir o bajar, el Brexit es sólo uno de ellos.

Otro de los miedos que se han intentado inculcar en los británicos es a sus opciones de viajar a países de la Unión Europea. Esto sin embargo es bastante absurdo. España es la primera interesada en mantener un acuerdo bilateral con Reino Unido para que el movimiento de sus ciudadanos sea el mismo que mientras estaba en la Unión. El resto de países se verán en situaciones similares porque Reino Unido es un país muy importante. No es como Noruega o Estonia, a donde nadie va de vacaciones o a trabajar. España, Francia, Alemania, Italia y Reino Unido siempre estarán a favor de mantener casi todas sus relaciones comerciales entre sí.

Es cierto que puede que la gente menos educada, menos informada, menos internacional, haya provocado el Brexit. Pero eso no quiere decir que sea una opción irracional. El Brexit tiene ventajas para Reino Unido, algunas de ellas sólo se notarán en el largo plazo.

En España el largo plazo simplemente no existe. Es que ni siquiera se habla de él. El sistema de pensiones de España es insostenible. Y no me refiero a que el sistema actual haya que cambiarlo, me refiero a que no hay una solución posible. Con sueldos decrecientes, pirámide poblacional invertida, gente que no se muere nunca porque en España se vive muy bien, una Sanidad intocable, no hay manera de que se siga teniendo una pensión “al estilo antiguo”.

Cierto que se escriben tonterías del tipo “que los robots, que sustituyan a los humanos, coticen a la seguridad social” o “que el dinero de la corrupción – que aparentemente tiende a infinito – sirva para eso”. Pero las únicas medidas sólidas deben ser brutales. Una Seguridad Social sin tantas coberturas, o la minimización de la prestación por desempleo, puede que incluso la desaparición (no al estilo Pinochet) de la figura del jubilado.

¿Y qué tiene que ver esto con el Brexit? Pues lo mismo que la construcción de un muro para evitar que entren refugiados sirios en Hungría. Suena muy racista, sobre todo cuando no vives en Hungría. Para desgracia de este país, al formar parte de la Santa Unión Europea, no puede hacer algo tan sencillo como evitar una invasión descontrolada de inmigrantes, porque la Ley Europea es común a todos los países.

Hungría ha tenido que entrar en la desobediencia para poder solucionar un problema de fronteras. Un problema que tenían ellos y que la Unión Europea no sólo no les solucionaba, sino que, con sus normativas, impedía que ellos pudieran tomar su propia solución.

Así, formar parte de la Unión Europea nos permite tener una moneda común, algunas leyes generales comunes, derechos similares. Pero también restringe mucho las opciones de los países a tomar decisiones en problemas que sólo tienen ellos. Grecia tiene un problema de fronteras tamaño XXL. Polonia tiene un problema de suministro de gas si hay problemas con Ucrania. Francia y España tienen serios problemas con regiones internas que aspiran a independizarse. Reino Unido, como destino de emigración masivo.

Cada uno de estos países tiene problemas estructurales que la Unión no puede solucionarles, en primer lugar, porque la mayoría de la gente ni siquiera los entiende. En segundo lugar, porque la legislación tiene que llegar a un compromiso en el punto medio. España se sorprende ante la intransigencia húngara, el racismo británico o las fronteras griegas. No sólo no tenemos su problema, sino que ni siquiera lo entendemos. Y es por eso que, casi siempre, vamos a votar en contra de soluciones que suenen demasiado drásticas.

Así, la salida del Reino Unido de la Unión Europea tiene una ventaja que no he leído en ninguna parte: ahora su gobierno podría hacer política. El gobierno de España, que tanto está costando formar, es una especie de Diputación de la Unión Europea. Se deciden aspectos secundarios, como las materias a incluir en los planes de estudio de Secundaria, si vamos a financiar la deuda con el BBVA o con el Santander y si hacemos dos aeropuertos nuevos o tiramos dos de los antiguos. Pero la inmensa mayoría de las medidas ya no las toma el Gobierno.

En el caso de España, donde el gobierno suele elegir entre meter la pata, favorecer a los amigos o quedar bien, estar en la Unión Europea es lo mejor que nos puede pasar, somos como una persona que tiene la mayoría de edad pero necesita de un tutor. Lo sufriremos cuando queramos tomar algunas medidas relacionadas con las pensiones y veamos que ni siquiera tenemos libertad de hacerlo por tener que cumplir las normativas Europeas. Pero Reino Unido es un país atrevido, de ADN peculiar, afición desmedida por el fútbol, la jardinería y el alcohol. Pero también de muy buenos políticos.

El Brexit es una decisión valiente. Es como dejar de trabajar para el Gobierno y decidir montar una Startup. Seguir en la Unión Europea es fácil, pensar que lo puedes hacer mejor por separado, en personas es valorado, en países parece ser que no.

Una perspectiva interesante del Brexit es el Acuerdo de Libre Comercio de Canadá con al Unión Europea. Ahora se ha hablado mucho de él porque Canadá quería firmar dicho acuerdo principalmente por sus exportaciones al Reino Unido, su principal socio en Europa. Estando Reino Unido fuera del acuerdo, este es mucho menos interesante para Canadá, que se plantea modificarlo.

Sin embargo, revisando dicho acuerdo, puede verse que se firmó en agosto de 2014, aunque dos años después aún no ha sido ratificado. ¿Por qué? Porque la Unión Europea es un elefante. Ahora cada país miembro tiene que revisar la normativa, aprobar leyes internas, ratificarlo en su congreso o, en casos excepcionales, promover un referéndum. La burocracia de la Unión Europea es infinita. Si por ejemplo Dinamarca decide que no sigue adelante, o que necesita cambiar alguna cláusula, el proceso volvería al punto de partida.

Pero en realidad el acuerdo de Canadá era con el Reino Unido. Si no hubiera estado la Unión de por medio, habría entrado en vigor en septiembre de 2014 y si es un acuerdo bueno – como así parece – sus beneficios se habrían empezado a notar dos años antes.

En resumen, vivimos en un mundo complicado, lleno de relaciones de todo tipo. La visión del Brexit que se ha dado en España ha sido tan simplista y centrada en nuestros propios intereses – que nada importaban en este asunto – que creo que una opinión algo diferente merecía ser expuesta.