San Francisco de Asís

”Saint Francois d’Assise” es probablemente demasiado extravagante, impráctica y finalmente autocomplaciente para la mayoría de los Teatros de Ópera. Pero sobrevivirá como un artificioso objeto de culto, el equivalente francés al “Palestrina” de Hans Pfitzner.

La primera ópera de Messiaen

En 1971, Rolf Liebermann, el Director General de la Ópera de París, sugirió al compositor francés Olivier Messiaen (1908-1992) la composición de una ópera. Por aquel entonces Messiaen era el músico clásico más valorado de Francia, y quizás del mundo. Pero en el amplio catálogo de sus obras, faltaba una ópera.

Aunque Messiaen poseía un extenso conocimiento de la ópera y la usaba a menudo en los análisis para sus lecciones del Conservatorio de París, durante casi toda su vida no sintió deseo alguno de escribir una ópera. Reverenciaba las óperas de Mozart, consideraba que Carmen era una obra maestra y en cierta ocasión le mencionó al musicólogo Claude Samuel que “las ideas más originales de toda la música” se encuentran en Pelleas et Melisande, Wozzeck y (“quizás la más adorable de todas”) Boris Godunov. Pero él sentía que carecía de talento para la ópera. Fue sólo la insistencia de Rolf Liebermann lo que lo convenció. (Particularmente efectivo, indica la esposa de Messiaen, Yvonne Loriod, fue una ocasión en que Liebermann se lo solicitó en presencia del presidente francés George Pompidou).

El método empleado por Liebermann para convencer al compositor fue bastante rastrero. Ante su primera petición, en 1971, Messiaen se negó a la idea de componer la ópera. Pero cuatro años después, Liebermann consiguió que invitaran a Messiaen a una cena en el Palacio Elíseo, junto al presidente George Pompidou.

En dicha cena, sin esperárselo, Messiaen recibió del presidente la mezcla entre pregunta y sugerencia de “¡Messiaen, usted va a escribir una ópera para la Ópera de París!”

Esta encerrona acabaría por convencerlo del todo. Messiaen se embarcó en la composición de una de las tareas más difíciles de su vida.

Situémonos en perspectiva. El compositor tenía en 1975, momento en que comenzó la composición, 67 años. El esfuerzo le supondría varios años, por cuanto las expectativas eran muy altas, su conocimiento musical elevadísimo y al mismo tiempo se enfrentaba a un tipo de composición ante la que carecía de experiencia.

A pesar de su consagración musical y de tener un prestigio a prueba de bomba, el músico francés llegaba después de dos composiciones que habían supuesto un esfuerzo titánico. La Transfiguration de Notre Seigneur Jésus-Christ, compuesta entre 1965 y 1969 (cuatro años) y Des canyons aux étoiles… que le había llevado otros tres años, desde 1971 a 1974.

La obsesión de Olivier Messiaen por el perfeccionamiento, no entendido como algo negativo, como una manía por hacer las cosas sin errores sino como el objetivo vital de hacer cada obra mejor que la anterior, hacía presagiar que el esfuerzo por culminar la ópera podría ser el último de su vida.

Como castigo a las malas artes empleadas por su amigo Rolf Liebermann, para convencerle, Messiaen sólo le dijo que estaba trabajando en la ópera, pero no le adelantó nada más sobre ella:

Cuando Rolf Liebermann me pidió que compusiera una ópera para París, nunca supo sobre qué trataba hasta que estuvo terminada. Trabajé en ella durante ocho años, y ni siquiera mi mujer sabía el tema de la misma.”

Estas declaraciones de Messiaen parecen un poco exageradas y hasta contradictorias con la realidad. Para la comisión de la obra Messiaen se empapó de todo lo relacionado con San Francisco de Asís, el tema de su composición. Leyó cada texto que tenía alguna relación con el santo, numerosos textos religiosos sobre los temas que pretendía expresar en su obra. Viajó a Asís, en Italia, y a otros lugares de este país, para familiarizarse con el ambiente en que viviera el santo, y para registrar los cantos de los pájaros propios de la región.

La inclusión de los pájaros era materia obligatoria. Por un lado Messiaen era un famoso ornitólogo y admirador de los sonidos de los pájaros. Por otro, San Francisco de Asís fue el santo que devocionaba a los animales e incluso se atrevió a dar un pregón a los pájaros.

La unión de los pájaros y la religión católica, los dos grandes temas de inspiración para el compositor, se unen a la perfección en la figura de Francisco de Asís. Así, la vida de este religioso era sin lugar a dudas el candidato estrella para la composición.

Otra de las fuentes de inspiración para el compositor fueron las representaciones pictóricas del santo. Los 28 frescos de Giotto, en la basílica de San Francisco de Asís, en Asís, representando la vida del compositor, fueron objeto de varios viajes para la reflexión del compositor. Estas obras anteriores al siglo XIV tienen un valor artístico e histórico incalculable.

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Un viaje realmente inexplicable, como base a la preparación de la composición, fue al archipiélago de Nueva Caledonia, en el Pacífico, para registrar sonidos de pájaros autóctonos. Éstos forman parte fundamental de los sonidos registrados en la futura ópera sobre San Francisco de Asís, junto con las especies locales de la localidad italiana (la más importante de todas las empleadas en la ópera es la curruca capirotada).

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Una obra de dimensiones colosales

En resumen, el compositor se sumergió en un proyecto enormemente ambicioso, del que emergería a los ocho años. Tardó cuatro años en escribir el libreto (el texto base al que después añadiría música) y otros cuatro años en completar la composición musical. Resulta admirable que una persona de tanta edad y tan poca necesidad de reconocimiento fuera capaz de realizar un esfuerzo tan extraordinario. El resultado: la ópera San Francisco de Asís.

Su magnificencia resulta para muchos artificiosa. No sólo el tiempo necesario para finalizar la composición, sino los medios extraordinarios para llevarla a escena.

La obra requiere de una orquesta enorme (110 músicos), muy elevada para los requerimientos usualmente sencillos de la ópera, en la que se suele dar prioridad al canto sobre el soporte instrumental.

Pero claro está, la parte vocal tampoco le queda a la zaga: 150 cantantes en un coro en diez partes.

Y como no podía ser menos tratándose de Messiaen, la inclusión de bizarros instrumentos que complican la representación. Los que resulta más complicado conseguir(ya sea por la rareza del instrumento o por la problemática de encontrar un intérprete) son los siguientes:

  • Un Geophone, instrumento musical invento del propio compositor. Es algo parecido a un tambor lleno de lacasitos aplastados, que produce un sonido parecido al de la tierra arrastrada por el viento.
  • Una máquina de viento, que es un instrumento que asemeja el sonido del viento.
  • Una batería.
  • Tres Ondas Martenot.

El incluir tres Ondas Martenot es una verdadera barrabasada, es como solicitar tres Apple I que funcionen y a tres personas capaces de usar el ordenador con soltura.

La ópera dura cuatro horas largas de reloj. Normalmente son necesarias tres interrupciones o descansos, lo que hace que el espectáculo dure fácilmente las seis o siete horas.

El Segundo Acto se prolonga durante dos horas y termina con una versión del sermón de San Francisco a los pájaros que dura cuarenta y cinco minutos.

Resulta tan complicadamente difícil de representar, que el comentario que iniciaba el artículo, la opinión del crítico del New York Times ante la premiere que tuvo lugar en la Ópera de París, el 28 de Noviembre de 1983, es perfectamente razonable.

Se trata de una obra extraordinaria, una de las últimas maravillas posibles de la creación artística. La obra maestra de Messiaen. Pero que requiere unos medios técnicos, humanos y económicos tan exagerados que resulta totalmente impráctica su representación.

Tras el estreno en París, en 1983, no se representaría de nuevo hasta 1992 en Salzburgo. Luego de nuevo en 1998 en Salzburgo y en Leipzig. Y ya no sería hasta 2002 en que se estrenaría, casi 20 años después de su debut, en la Opera de San Francisco.

Tras esta, llegaría en 2008 por la De Nederlandse Opera en Amsterdam, promovida por el director teatral Pierre Audi.

San Francisco de Asís en Madrid

El responsable de las representaciones de la ópera de Messiaen en Salzburgo fue el flamenco Gérard Mortier. Aunque no lo conozcas de nada, pronto estará dirigiendo las producciones operísticas del Palacio Real de Madrid. Para la temporada 2010-2011, como si de un Florentino Pérez se tratase, uno de sus fichajes galácticos, sus promesas para las producciones del Real, es cerrar la temporada con la ópera San Francisco de Asís.

Si vives en la Comunidad de Madrid, piensa que tendrás que pagar con tus impuestos el sueldo de los 150 cantantes, los 110 instrumentistas, los traslados cuidadosos de las Ondas Martenot y el geophone. Pero también tienes que entender que estarás ante una oportunidad excepcional en tu vida, si es que es posible cumplir esa promesa musical, de oír una de las composiciones más singulares jamás compuestas.

A diferencia de otras óperas, de sentido dramático o cómico, el argumento de la ópera de Messiaen es puramente espiritual, con una reflexión sobre el miedo a la Muerte y su forma de vencerla a través de la fe. La fe no debe entenderse en un modo paleto de vieja con un rosario, sino en la misma actitud de Messiaen, un In God we Trust de un vejestorio que en lugar de pensar en el Imserso se dedica con una paciencia infinita a realizar una obra de ocho años de esfuerzo, sin estar seguro de si la salud le permitiría terminarla. Eso es la fe, saber que no está en tu mano conseguir el resultado, pero trabajar como si fueras inmortal. De este modo, se vence el miedo a la Muerte.

San Francisco de Asís en disco

No se puede ir a una ópera contemporánea sin preparar antes el trabajo de casa. Incluso un erudito como el crítico del New York Times, se encuentra un tanto desorientado ante el estreno de una ópera jamás oída. Con el paso de los años, la “tal vez demasiado extravagante” ópera se convierte en una de las principales óperas del siglo XX y en la obra maestra de uno de los cuatro compositores más importantes del siglo XX, lo que pasa a ser una obra imprescindible.

Resulta entonces obligatorio el oírla previamente en disco, antes de atreverse a pisar el Teatro Real.
La ópera resulta algo tan excepcional que casi cada representación de la misma ha sido grabada y publicada en DVD.

Una versión en DVD, que cuesta 59$. Tres DVD que muestran en video la representación de la ópera en 2008, en Amsterdam. 275 minutos. El DVD tiene subtítulos en castellano.
Interpretada por la Hague philharmonic orchestra, dirigida por Ingo Metzmacher y con el coro de la Nederlandse Opera.
Tres valoraciones en Amazon, las tres con la máxima nota posible.

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La representación de 1998, en el Festival de Salzburgo, con la dirección de Kent Nagano, la Halle Orchestra y el coro además de la excelente interpretación del bajo-barítono belga José van Dam.
La nota media en Amazon es superior a cuatro estrellas y el precio de estos discos (de audio) es de 67.98$. Es la versión de referencia, hasta el momento, de la pieza de Messiaen.

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La versión del estreno, disco de 1983. Dirección musical de Seiji Ozawa y el Coro y Orquesta del Teatro Nacional de la Ópera de París. Este disco es muy antiguo y por lo tanto difícil de conseguir. Pero se puede descargar (por ahora) gratuitamente, de RapidShare.

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Según citan en la Wikipedia, hay un disco de 1986, grabado por un sello holandés, con la dirección de Nagano, pero es una total rareza imposible de conseguir. Y además indican que es una grabación de calidad no comparable a estas tres versiones presentadas.

Nota:
Sobre la figura de Gérard Mortier, futuro director musical del Teatro Real de Madrid, Francisco Villalba ha escrito una serie de artículos extraordinarios. Por un lado defendiendo que la dirección musical hasta la fecha ha sido bastante buena (los directores musicales son como los entrenadores de fútbol, si la selección de Malta no se clasifica para el Mundial, el entrenador se va a la calle por no coseguir los resultados deseados (que no los razonables o esperables)). Por otro detallando la carrera de Mortier en sus anteriores trabajos. Una lectura erudita e interesante.

Su preferencia por la ópera del siglo XX efectivamente ha renovado parte del público, pero también ha expulsado a muchos de los habituales.

Creo que la promesa de cerrar la temporada con esa ópera es casi irrealizable, pero si se cumple, haré todo lo posible por estar ahí.

[Actualización Julio 2011. La ópera de hecho se ha estrenado y tengo entradas para verla. Un interesante artículo al respecto, previo al estreno.]

Platano de Canarias

El primero de los dos anuncios es de 1993, el segundo, de 1994. En el primero, se muestra a la Selección Española de Fútbol promocionando mediante un sorteo el consumo de plátanos de Canarias. En el segundo, se realiza una comparativa entre el plátano de Canarias y la banana americana.

¿Por qué hay en televisión anuncios de plátanos y no de patatas o de berenjenas? Pues porque en el año 1993 comenzaron a aplicarse en España normativas comunitarias relacionadas con la importación y exportación de plátanos.

El mercado del plátano, sus intereses y conflictos es tan complejo, que escapa a la compresión de los que vivimos por completo alejados de él. Por tanto esto no dejará de ser ante todo una opinión personal, no podrá servir jamás como referencia pues estará lleno de matices y por qué no decirlo, errores.

La situación más o menos era la siguiente. A nivel mundial, se vivía una verdadera guerra: Banana War. Los principales países exportadores de plátano vivían un complejo entramado de intereses, aranceles, subsidios y ayudas. Por un lado, las Repúblicas Bananeras, grandes productores al abrigo de los Estados Unidos. Por otro los países pobres a los que se trataba de ayudar facilitándoles sus exportaciones. Y es que mejor comprarles plátanos que continuamente darles dinero a fondo perdido. Y en otro mundo, Asia y Europa. Los primeros como grandes productores alejados de los principales mercados, los segundos reacios a aceptar las políticas americanas.

En general se estableció una dicotomía. Los mayores productores del mundo son Ecuador, Costa Rica, Colombia y Filipinas (y el mayor de todos, con muchísima diferencia, la India). Pero los países de Centroamérica dependen enormemente de estos cultivos y la Unión Europea les apoyó, al igual que a los africanos, en sus exportaciones a nuestro continente.

Por otro lado, Estados Unidos creaba multinacionales de la exportación (los plátanos Dole que venden en LIDL son de una empresa estadounidense) y favorecía a sus empresas.

El caso es que el conflicto por la producción en Centroamérica acabó con leyes que favorecían abiertamente su exportación a la Unión Europea. Y al final, el plátano de Canarias acabó salpicado en todo esto. Pues tras décadas de bonanza, empezó a resultar rentable el traer plátanos desde América.

1993 marcó el punto de inflexión. De ser un producto que vivía una eterna juventud, a pasar a ser un gran castigado por la entrada en la Unión Europea. Pero como suele suceder en los productos agrarios, todo se arregló a base de subsidios. Por un lado entró una ley que en gran parte liberalizó el mercado, por otro apareció una política de ayudas que no sólo compensó las hipotéticas pérdidas, sino que incluso resultó beneficiosa.

La comparación con la banana

Han pasado muchos años, pero la producción y todo lo relacionado con el plátano de Canarias están estancados. Se producen aproximadamente los mismos plátanos hoy que los que se producían en 1995.

Lo más sorprendente de todo es que no se exporta ni un plátano de Canarias. Es decir, la cantidad actual es insignificante, pero es que hace un par de años llegó a ser de cero plátanos.

Y entonces, si llevan décadas cantándonos las alabanzas de los plátanos de Canarias en televisión, ¿Por qué sólo se consumen en España?

El argumento casi siempre es el mismo. Ya lo vemos en el anuncio de 1994 (el segundo de los publicados al comienzo). Quince años después, se repiten los motivos, sólo que la publicidad se enmascara en una serie de televisión:

El plátano canario y la banana americana son dos productos diferentes, de características diferentes. Pero lo único que opera en favor del primero respecto del segundo es el sabor. Pero como sobre gustos no se puede escribir nada, se puede decir que a más gente le parece mejor el sabor del plátano de Canarias. Si no es tu caso, puedes seguir comiendo tus bananas, pues tienes todas las ventajas y ninguno de los defectos.

Por más comparativa que se hace, los dos productos son casi iguales en todas sus características. Hay quien prefiere un plátano al otro, pero lo cierto es que aunque un estudio demuestra que el plátano de Canarias tiene más potasio que la banana americana (como bien muestran en la página de promoción del plátano):

Entre las principales diferencias se puede decir que el Plátano de Canarias posee un mayor grado de madurez y permanencia en la planta que la banana tropical debido a la menor distancia entre la producción y el mercado consumidor del plátano.

Además el Plátano de Canarias posee un mayor índice de humedad, por lo que es mucho más sabroso que la banana, que es más seca.

En la banana los valores de carbohidratos, azúcares solubles y sacarosa son ligeramente mayores, lo que le confiere una textura más harinosa que la del Plátano de Canarias que, además, tiene niveles más altos de contenido en potasio.

Finalmente, el clima de las Islas Canarias es más variable que el de los países tropicales, lo que repercute en un mayor tiempo de permanencia del plátano en la en planta (6 meses) respecto a la banana (3 meses), confiriéndole un mayor grado de madurez, sabor y aroma.

lo que no dice esa página es que el mismo estudio demuestra que la banana tiene también sus ventajas en la comparativa:

El Plátano de Canarias tiene mayor contenido en potasio y fósforo y menor cantidad de calcio y magnesio en comparación con la banana.
El Plátano de Canarias presenta un contenido menor que la banana en todos los microminerales estudiados (hierro, zinc, cobre, manganeso).

Las diferencias parecen en cualquier caso insignificantes. Si uno tiene un 10% más de potasio que el otro y te comes un 15% más de banana que de plátano (porque es más grande) pues resulta que interesa más la banana que el plátano de Canarias.

El estudio de comparación me parece en cualquier caso de risa. Se compara el plátano de Canarias (una especie) con la banana de América, como si fuera otra totalmente única. Y aún cuando fuera una única, estoy seguro de que las cantidades de potasio de las bananas difieren mucho según la plantación y el país en cuestión. ¿Son idénticas las bananas de Costa de Marfil, las de Ecuador y las de Martinica?

Aunque sea totalmente cierto aquello de que el plátano pasa más tiempo en la planta en el caso canario que en el de la banana (tres meses contra seis, de nuevo dudo que todas las bananas se cultiven exactamente igual) causa sorpresa que un producto “más natural” tenga cualidades nutritivas idénticas al más artificial.

En lo que pierden claramente los plátanos de Canarias es en la conservación. Muchas veces llegan al mercado productos que dan literalmente asco, todos renegridos, muy maduros. Con el cuento de que el plátano de Canarias tiene motas y un aspecto menos uniforme, venden bazofia incomible. Y es por eso que algunos preferimos las bananas que llegan del quinto pino, pero que llegan en buen estado de comestibilidad.

Creo que hay un grave problema de falta de profesionalidad en todo lo relacionado con el plátano. Con el cuento de que “no se puede competir con la mano de obra de Centroamérica” se sigue haciendo todo igual que hace veinte años. Eso sí, cobrando una parte de los beneficios en ayudas y subsidios. La cadena de distribución parece un poco obsoleta y la realidad es la que digo: los plátanos llegan a veces en un estado pésimo a los mercados. Pero oiga, que es producto español y hay que defenderlo.

A ningún país del mundo le interesan los plátanos de Canarias. Nadie trabaja, o consigue resultados, para intentar penetrar en otros mercados. Hay que defender el cultivo, sí, pero el cultivo no hace nada por ayudar.

Estoy a favor de que se potencien los productos españoles, aunque no sean los más rentables. Pero por favor, no me vendan más en televisión aquello de que saben mucho mejor unos que otros. Porque a pie de mercado, en la capital del reino, los plátanos de Canarias dan a veces pena. Un plátano perfecto tal vez sepa mejor que una banana perfecta. Pero en el mercado, en la realidad, están ganando las bananas.

Las excursiones de Halcón Viajes

Halcón Viajes es una agencia de viajes española. Forma un extraño comando dividido entre la aerolínea Air-Europa, el touroperador Travelplan y la propia agencia de viajes. Tres nombres diferentes pero todo es la misma cosa.

Al final no hay mucha competencia en agencias de viajes. Está la citada, Viajes el Corte Inglés, Barceló y Marsans. Hay algunas más pequeñas, hasta llegar a las agencias de barrio.

Mucha gente habla de la agencia del Corte Inglés como “garantía de calidad”. Lo típico es ir toda la vida con empresas “bajunas” como Halcón Viajes o Barceló, sin tener ningún problema pero luego ir en el carísimo viaje de novios con la desconocida “El Corte Inglés” porque da garantías.

Al final los destinos son tan parecidos que hay una mezcla infinita de intermediarios que acaban provocando que en determinados lugares todos los operadores acaben con el mismo avión y el mismo hotel. Asín que hablar de “calidad” muchas veces carece de sentido, ya que tanto unos como otros te tratan por igual, mientras que unos cobran más que otros. Por exactamente lo mismo (mismo vuelo, mismo autobús que te recoge en el aeropuerto, mismo hotel, mismas excursiones).

Lo que diferencia a una agencia de otra es, en todo caso, la gestión de los problemas. En eso puede que unas sean mejores que otras. Aunque normalmente no habrá problemas.

Ya he viajado con Halcón Viajes varias veces y he tenido problemas bastante gordos pero he seguido usándolos. Creo que tienen para ciertos destinos normales y corrientes una relación calidad-precio muy aceptable. Y como tienen mucha clientela lo tienen todo muy automatizado y organizado. En las agencias te dedican mucho tiempo a la atención, aunque salgas sin comprar nada.

En fin, que como agencia de viajes me parecen muy correctos y son mi opción principal. No me gusta tanto comprar por Internet porque es ahorrarte pocos euros (realmente cantidades insignificantes) y a veces en Internet te quedas con el problema de que no tienes factura; Ni siquiera algo parecido a un billete de avión. Te la juegas con un localizador, que tienes que presentar en hoteles, aviones y en todas partes. Mientras, te encuentras delante de ti a algunos compradores pardillos que han gastado cuatro duros más pero tienen un montón de papelotes que dan imagen de seriedad.

Lo que me parece maravilloso de Halcón Viajes y las otras agencias de viajes que he visto en mis habituales vacaciones poco glamurosas, son las excursiones que organizan.

La gente se suele quejar de lo caros que son los SMS, que para las operadoras de telefonía son casi beneficio puro. Pues bien, las excursiones de Halcón Viajes (mediante Travelplan) son lo más parecido que existe al beneficio puro.

Las excursiones suelen compensar, pues te quitan muchos quebraderos de cabeza. No conduces, no reservas, no tienes que esperar colas, no tienes que buscar en un mapa los destinos privilegiados, no tienes que coordinar horarios. Las he usado y las seguiré usando. Pero eso no quita que me parezcan a menudo una tomadura de pelo.

Me molesta los aires mafiosos con que tratan de venderte las excursiones. Saben que son caras y te las intentan vender lo antes posible. Incluso con el paquete de vacaciones, te sugieren que las vayas reservando “por si luego no hubiera plazas”.

Eso es de risa. Si hay muchas plazas, fletan dos autobuses. Que lo he visto. Y si hay pocas plazas, cancelan unilateralmente la excursión.

De todos modos, lo habitual es que llegues al hotel, y al día siguiente tengas una cita con un agente de la agencia que te explicará las características de tu destino y tratará de mostrarte las distintas excursiones que se pueden realizar.

La cita la organizan de inmediato, en parte porque los turistas pasan poco tiempo en los destinos y hay que aprovechar cada día al máximo. Pero en parte para tratar de pillarlos aún despistados y desorientados. Son fáciles de convencer porque la tarjeta de crédito aún no ha empezado a echar humo.

En la cita de las excursiones le echan una cara tremenda. “No recomendamos alquilar coches” a veces se atreven a decir. Pero al mismo tiempo te pasan un folleto con sus coches de alquiler. También te sueltan el rollo del seguro. Es que las excursiones de la competencia no las aseguramos ni recomendamos. Oiga, que las excursiones de la competencia las asegura la competencia, y hay un seguro obligatorio así que no pasa nada.

Suelen dar mil argumentos a cual más falaz para no ir a los destinos “por libre”. Que si habrá unas filas interminables para comprar la entrada. Que si hay que reservarla antes. En fin, que compres la excursión de las narices.

Si abres los ojos un poco una vez estás en tu destino vacacional verás decenas de ofertas de otras compañías, a veces locales, que ofrecen excursiones, a veces copiadas al milímetro, a las de Halcón Viajes. Y los precios suelen ser sensiblemente inferiores. Para evitar que te des cuenta de todo esto, tratan de que las contrates con ellos lo antes posible.

De nuevo te intentan indicar que el único momento posible para reservar la excursión es ese. Acabas de conocer que existe un viaje en camello entre Benidorm y Calpe, al precio de 100 euros y tienes aproximadamente dos minutos para decidir si lo quieres o no. Es un método de venta agresiva que desconcierta.

Lo cierto es que las excursiones las puedes comprar aunque no seas un viajero de esa agencia y las puedes comprar en cualquier momento de tu viaje porque son beneficio puro para el operador que está encantado de vendértelas. En mi caso, fui a Nueva York por libre y contraté a mitad de viaje una excursión de Viajes El Corte Inglés. No tuve a un agresivo vendedor de viajes, sino que fui a sus oficinas, tras pensarlo todo lo que quise y más.

Lo habitual es comprar dos o tres excursiones en un momento. Y luego si vas a la primera y ves que es un desastre de organización no hay vuelta atrás porque ya están pagadas las otras dos, que serán por el estilo y no hay posibilidad alguna de devolución. Eso sí, si no llegan al mínimo posible de viajeros, se anula la excursión. Y estaría por ver cómo te devuelven el dinero.

En la excursión siempre te dicen que te recogen en tu propio hotel, y eso suele ser cierto. Pero claro, te recogen a ti y a los demás. Muchas excursiones suponen fácilmente entre una y dos horas dedicadas a recogida y devolución de pasajeros. Lo cual es verdaderamente desesperante. No resulta muy comprensible la ruta seguida por el conductor, que normalmente es por el propio interés, sin respeto por los viajeros. Es decir, si el hotel Cervantes está en el quinto pino, normalmente recoge primero a esa gente (les toca madrugar) luego hace toda la ruta y llega al hotel mejor situado casi una hora después (madrugan menos). Pero en la vuelta pasa a devolver a los pasajeros empezando por el hotel bien situado y finalmente a los tristes viajeros del hotel Cervantes, que pueden haber pasado fácilmente dos horas más en el autobús que todos los demás.

Sería mucho mejor para casi todos que la recogida se hiciera en un lugar céntrico, bien comunicado. Luego no se pierde tiempo en la ruta de los hoteles.

El autobús lo intentan llenar al máximo. Piensa que un autobús con 50 plazas, en las que cada pasajero haya puesto 20 euros ya está recaudando 1.000 euros. Que ya son euros. Y las excursiones no suelen costar 20 euros, sino muchos más. Una excursión de ocho horas (desde que te recogen hasta que te sueltan) estará en torno a los 50 euros (sin que haya que pagar ni una sola entrada). 50 x 50 = 2.500 euros. Con tres excursiones como esta pagas el sueldo del conductor y del guía. Ponle otra dos excursiones para pagar la gasolina. Y el resto de días del mes (17) ya son de beneficio puro para el organizador.

Pero lo mejor de todo es que la única fuente de ingresos no es el viajero. Es más, quizás sea la menos importante. Si hay entradas a monumentos, ellos incluyen el precio dentro de la excursión (lógico) pero incluyen el precio individual, no el descuento por grupo.

Es decir, si la excursión incluye una visita al museo de Artes y Oficios de Leganés, y este museo tiene una entrada que cuesta 15 euros, pero 12 euros para grupos, ellos le suman al precio de la excursión 15 euros. 3 euros más de beneficio. Ir a sitios que cobran entrada, como otra forma de ganar dinero.

Vamos bien. Hemos ganado dinero de los viajeros y de las entradas. ¿Por qué no parar donde Cristo perdió el mechero, que resulta que sólo hay tres puestos de souvenirs?. Viajar es hacer fotos y comprar suvenirs asín que con eso damos un servicio a nuestros viajeros.

La parada está patrocinada por los dueños de los tres tenderetes, que lo mismo pagan un tanto fijo por estar en la ruta del autobús que un porcentaje sobre las ventas. Si no fuera por el autobús, ellos no venderían nada, así que seguro que les toca pagar un buen dinero por conseguir que ese autobús pare en su zona y no en la de otros. Otro primo que paga por la excursión. Y ya van tres.

El cuarto suele ser del gremio de la restauración. Bares y restaurantes recomendados donde tomar café, parar para echar un pis (y de paso muchos compran algo). A veces la excursión incluye una comida, que suele ser de la peor ralea. He comido en un sitio de guía Michelín que tenía un acuerdo con Halcón Viajes. Se nota que habían regateado tanto en los precios que la comida que dieron era propia del más infame bar de borrachos. Y encima sin la más mínima capacidad de elección: de primero una sopa y de segundo un filete con patatas. Hasta el postre era unitario. Menu del día en el estilo originario de la expresión. Mientras, para el cliente dispuesto a pagar, una carta más gruesa que las páginas amarillas y los únicos animales que no figuraba en ella eran el lince ibérico y el dodó.

Pero la capacidad para estirar los ingresos por una excursión es infinita. Te venden postales y fotos dentro del autobús. Podrían dar clases de tai-chi si supieran que los viajeros estarían dispuestos a pagarlas. La última que vi fue muy reciente: un tipo iba grabando a la gente durante la excursión en todo momento. Luego al final te contaban que con eso montan un vídeo, con información de la excursión más cuatro imágenes deslucidas en las que sales tú bajando las escaleras del autobús o con la cara de alivio al salir del cuarto de baño del restaurante.

Lo del vídeo me pareció brutal, pues era bien caro (30 euros, cinco euros más caro si preferías DVD a cinta de vídeo ¿?). El cámara corre un riesgo (es una empresa externa a la agencia de viajes) pues lo mismo que puede hacerse de oro vendiendo 25 DVD (la mayoría de los viajeros van por parejas) que puede encontrarse con que ha perdido un día entero sin vender ni una copia.

Eso sí que es emprender. Los viajeros más mayores las compraban, los más jóvenes veían la propuesta como una tomadura de pelo. En este caso el grabar a personas que no han firmado ningún papel y que no pueden acceder a estas imágenes es algo que puede ser sancionado con una multa exorbitante de la agencia protectora de datos. Seguro que la agencia de viajes no pierde nada, pues ellos se limitan a poner la mano a este nuevo primo de la cadena de pagos de la excursión.

Eso era, una excursión es como un cerdo. Todo se puede aprovechar y a todo se le saca beneficio. Lo malo es cuando, a veces, se olvidan de la propia excursión. De que hay que enseñar los lugares pintorescos y dar algunas explicaciones. Porque a veces se vuelcan tanto en su negocio que te hacen pasar media hora en un puesto de baratijas, mientras que en el lugar más importante de una ciudad, a la que has tardado media hora en llegar, apenas un par de minutos, lo justo para disparar un par de fotografías. Incluso pueden enmascarar sus filigranas como atracciones encubiertas (comida típica de la región, degustación de productos autóctonos, visita al barrio comercial).

Por lo general sólo dan explicaciones dentro del autobús. Si vas a un museo, te cuentan detalles sobre él antes de verlo, pero una vez dentro, estás a tu aire, nadie te explicará información sobre las obras que contiene. Los guías suelen limitarse al autobús, fuera de él ya estarían dispuestos a usar el cuentakilómetros.

Otro detalle que no puede dejar de indicarse es la falta de factura en todo lo relacionado con las excursiones. Bien que hablan de seguro y tal pero lo normal es darte un papelote como resguardo y cuando subes al autobús tienes que entregar ese mismo papelote. O lo que es lo mismo, no queda constancia legal de que se ha producido una transacción comercial entre la agencia y el cliente. O lo que es lo mismo, que si por un casual decidieran no declararlo a Hacienda (si se pagan en efectivo es como si aquello nunca hubiera ocurrido). Me imagino que ellos declararán cada excursión que se haga. Pero con el sistema que eligen, bien podrían no hacerlo, pues no dejan facturas, me imagino salvo que las pidas a propósito. Si no pagaran a Hacienda sería ya la repara, pasarían a cobrar del primo más grande del mundo: todos los españoles.

Le echan mucha, mucha cara.

Buganvilla

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De acuerdo que la palabra buganvilla es un poco complicada. Se trata de un género de plantas originarias de América del Sur (el género es la Bougainvillea).

Pase que una empresa cometa el error y escriba el nombre con B (Bouganbilla). Pero que la misma empresa, en la duda, comercialice paquetes con la grafía correcta y otros con la incorrecta, para acertar en al menos un 50% de las ocasiones, es algo que resulta inquietante.

Todas las fotos son de la misma tienda, al parecer cada uno escribe buganvilla como le viene en gana.

Bougan-villa es una mezcla entre el nombre científico (Bougain-villea) y el nombre común (Bugan-villa). Tiene un pase, lo que nunca tendrá un pase es la terminación en –billa. Sólo en México llaman a la planta buganbilia, lo que sí se escribe con una segunda “b” correcta.

Seguros 2.0

Seguros en pesetas

(Se puede ver más grande haciendo click en la imagen).

No es un montaje, es un seguro de vida de los tiempos modernos, según puede leerse en la fecha de expedición de la carta. Dudo hasta que sea legal referirse a importes en pesetas, pues no deja de ser una moneda que ya no existe, al igual que el real, o el sestercio.

92M

Uno de los símbolos de la muerte más afianzados entre los Estados Unidos es recibir la visita de dos soldados uniformados. Si en la Edad Media se estilaba una encapuchada figura acompañada de una guadaña, hoy en día son estos elegantes soldados los que siembran el pavor en el país de las barras y estrellas.

Cualquiera que tenga un hijo, o una hija, o el marido destinado en el ejército sabe que la visita de estos dos militares significa ineludiblemente que este ha muerto.

[…]cuando sonó el timbre. Jack fue a abrirla y se encontró a dos oficiales vestidos de uniforme – un hombre y una mujer con una cruz de plata en el cuello. “¿Es usted Jack Seiden, padre del Especialista Marc Seiden?” Preguntó la mujer. “Tengo que entregarle un importante mensaje de parte de la Secretaría del Ejército. ¿Puedo entrar señor Seiden?” En estado de shock, Jack se negó. “Me habían contado que si llegaba un soldado significaba que estaba herido; si llegaban dos era que estaba muerto” Dijo Jack. “Pensé que si no les dejaba entrar, esto no estaría ocurriendo. Pero ella insistió diciendo una y otra vez, “Señor Seiden, tenemos que entrar, tiene que dejarnos pasar.”

Con un ejército compuesto por más de medio millón de soldados, la Armada de los Estados Unidos tiene un protocolo estudiadísimo a la hora de reportar las muertes de sus soldados. El departamento 92M, Mortuory Effects, es el encargado desde realizar la autopsia hasta organizar el más mínimo detalle del entierro, pasando por el comunicar a la familia el deceso.

Una de las primeras prioridades es evitar que la familia pueda enterarse por otro medio, especialmente la prensa. Para ello se establece un bloqueo informativo a la unidad donde se ha producido la defunción. No se puede responder al teléfono ni acceder a Internet hasta que el 92M haya hecho su trabajo. Y sí, son dos oficiales los encargados de visitar a la familia. Lo que deben decir a los familiares sigue un patrón definido, casi robótico.

La improvisación y el desentenderse de este trabajo tan poco agradable eran la costumbre habitual hace cuarenta años. El método preferido hasta antes de la Guerra de Vietnam consistía en enviar un telegrama de condolencias mediante Western Union. Hasta que el Ejército se enteró de que en algunas ciudades Western Union no empleaba a sus propios mensajeros, sino que delegaba la tarea en simples taxistas que repartían los telegramas. Ni qué decir tiene que estos taxistas no estaban muy conformes con tener que realizar ese trabajo.

Un soldado caído en combate tiene derecho a un entierro con todos los honores. La familia puede elegir el tipo de féretro, pero también dónde y cómo será enterrado su hijo. La Armada tiene soldados judíos, católicos, musulmanes y de casi cualquier rito religioso imaginable. Y todos tienen derecho a ser enterrados como la familia quiera.

Los caídos en combate consiguen la Estrella de Bronce y el Corazón Púrpura. Los enviados del 92M presentan sus condolencias en nombre del Secretario de Defensa. La familia recibe una carta de pésame firmada por el Presidente de los Estados Unidos. Además, el dinero del seguro.

Como curiosidad, se le pregunta a la familia si desea un funeral general (general funeral) y hay que entenderlo, porque eso no quiere decir “un entierro normal y convencional” sino que un General del Ejército presida el entierro. Porque también a eso tienen derecho los caídos en combate en el ejército de los Estados Unidos.

Fuente: Two Soldiers (PDF). Artículo de Dan Baum.

Bueno, bonito, barato

Carlos Blanco anuncia los finalistas de un concurso de emprendedores, el SeedRocket. Se supone que es un concurso al que se presentaron cientos de ideas de las que estas son las mejores, o al menos las que tienen mejores perspectivas de convertirse en un negocio.

En general, todas van de lo mismo: pisos, viajes, rollos para teléfono móvil. Es el Internet para los que saben usar Internet. Son proyectos que suenan estupendamente, de los que cuentas con orgullo a tus amigos y conocidos. Aplicaciones que te imaginas que usarán ellos pues en cierto modo son similares a ti en gustos y comportamientos.

Siempre me sorprende el enorme vacío que existe de programas para personas normales y corrientes. Es un mercado complicado en el que los diseños elegantes no funcionan tan bien como se cree. En el que los dogmas de la usabilidad de salón no son válidos.

Se supone que toda esta tropa se tiene primero que formar y convertirse en un usuario de Internet preparado. Y cuando lo sea, podrá participar en todo lo demás.

Creo que hay una desconexión entre lo que es la realidad y lo que están “emprendiendo” en Internet. Se busca a un público verdaderamente marginal porque es el que conecta con nuestra forma de ser. ¿Quién va a usar un “espacio online para gestionar los pisos compartidos”, mientras existan los imanes de frigorífico? No digo que la idea no tenga su interés, pero ¿No hay nada que esté aún por hacer y que pueda tener un público masivo?

La respuesta en parte la dan todos esos proyectos descartados por el jurado del SeedRocket. Si tienes una idea de un proyecto que tenga poco glamour, eres un cadáver. No pasas los filtros y el desincentivo es tan grande que al final equipos muy válidos deciden pasar por el aro, programar para un sistema operativo que todavía no existe en España (salvo testimonialmente) o hacer aplicaciones para Blackberry porque la Blackberry es cosa de jefes.

Me imagino que el problema no está en los “emprendedores” sino en los jurados, que como en todas estas historias de Internet son siempre los mismos. Tienen su sota-caballo-rey mental y hay que adaptarse a él, o morir.

Un ejemplo de todo esto fue la beca Alzado 2008. Sí, está bien que haya una beca así pero eso no quiere decir que ya todo se haga bien.

El proyecto ganador fue Jobsket, una página de búsqueda de empleo totalmente diferente de las que conocemos actualmente.

Es una web de empleo con ideas nuevas y que nos ha impresionado

Y efectivamente, la página es muy original y tiene ideas muy interesantes. Pero ¿Son todos esos efectos necesarios? Las webs de empleo son como los buscadores, los efectos especiales entretienen pero no sirven de mucho. Y encima hay un oligopolio que lleva años asentado y contra el que poco se puede luchar.

Probablemente fue el mejor proyecto presentado, pero quería indicar cómo se prioriza eso, la estética espectacular, el “hacer algo nuevo”. La utilidad del proyecto es lo de menos.

Y esto queda manifiesto en los proyectos de “la mención de honor” en dicha beca. TubeGraph, algo que probablemente tiene mucho mérito técnicamente pero que no sirve para nada y prueba de ello es notar que a pesar de haber ganado un premio tan importante, con la visibilidad que esto proporciona, no lo visitan ni las cucarachas, y el tercer vídeo más modificado sólo lo ha sido 21 veces.

Si alguno de los mencionados se siente ofendido por ser empleado como ejemplo, le pido mis disculpas. Lo único que quiero decir es que entre este maremagnum de términos empalagosos: diseño, usabilidad, estética, independencia de plataforma, movilidad, interactividad, social, se nos ha olvidado el más importante de todos: útil.