Hay motivos de sobra como para no disfrutar con el modo de vida que tenemos hoy en día. Para muchas personas el tener que pasar largas jornadas laborales en trabajos no demasiado bien remunerados, el consumismo, la televisión, la contaminación son piezas que no encajan con su forma de pensar. Aunque la mayoría se resigna a aceptarlas, si no todas gran parte de ellas, hay unos pocos que deciden automarginarse y separarse de ese mundo.
Ese es un grupo tan heterogéneo que no soportaría ningún intento de generalización – como tampoco trata de serlo este. Algunos son ecologistas, otros defensores de un mundo más natural, otros detestan las grandes corporaciones y multinacionales, hay quienes simplemente no soportan a los bancos. Enemigos de los políticos, en contra de las manipuladas televisiones y medios de comunicación.
Una parte de todos estos colectivos rechaza el trabajo para un empresario, que siempre será explotador y se apropiará de los beneficios obtenidos por el trabajador. Es una postura demasiado escéptica pero válida. Lo que más curioso me resulta es ver cómo esa lucha y oposición se convierte en derrota.
Los que deciden oponerse a esa forma de trabajo a veces optan por medios independientes de obtener dinero. Hay artistas – artista siempre es un término autoimpuesto – que venden su obra en las calles. Otros se dedican a la artesanía. Hay quienes viven de números circenses. En Madrid hay toda una plaga de mimos en la zona centro. Existen los músicos del metro que tocan por unas monedas.
Se supone que con esta forma de vida uno escapa al capitalismo: sus ingresos dependen de sí mismos. Trabajan sin horarios, cuando quieren. La realidad desde luego no es esa.
Los mimos que se sitúan en las calles más concurridas saben que si quieren ganar dinero tienen que trabajar los sábados y domingos. Por supuesto son libres de no hacerlo, pero la verdad es que acaban cediendo. Y cada domingo. Y sobre todo en Navidad. También saben cuáles son los horarios más eficaces, y estudian formas nuevas de llamar la atención de la gente. Sienten la competencia de sus compañeros de profesión, a los cuales raramente ven como amigos, a pesar de tener en común el estar alejados del grueso de la sociedad.
Los músicos del metro madrugan para ocupar los mejores lugares. Trabajan durante largas jornadas y como cualquier otro están a merced de los vaivenes de la economía. En tiempos de crisis las monedas de propina también disminuyen. Estos músicos se ven obligados a tocar una y otra vez las mismas piezas, al tener un público continuamente cambiante.
Se supone que estar ante un jefe despótico que dice “este informe tiene que estar para ayer”, o que te hace trabajar dos horas más por la tarde es la mayor forma de explotación posible. Pero no me puedo creer que el músico que vive gracias a su música, pero que tiene que tocar el verano de Las Cuatro Estaciones quince veces al día disfrute realmente con lo que hace. Al final ese músico está en la misma trinchera del capitalismo, aunque en primera línea de fuego, donde se consiguen los euros.
Ni siquiera esta música les sirve de práctica. Suelen tocar piezas manidas, que les aburren. Cuando tocas mecánicamente – me imagino – pierdes la frescura y capacidad de concentración necesarias para aprender nuevas piezas. Los cantantes callejeros se destrozan la voz, teniendo que vocear más alto de lo necesario y debiendo cantar sin interrupción en jornadas demasiado prolongadas.
No son los únicos que sucumben al capitalismo que trataban de combatir. Los artesanos se enfrentan a los mismos problemas. La venta de pulseras, fulares y similares, el comercio justo y similares son conceptos muy bonitos. Pero luego ves que venden con grandes sobreprecios – no todo es pagar a la mano de obra y los materiales. Tienen horarios diabólicos, con jornadas que acaban a veces en la medianoche. Su relación con el cliente no es siempre la más amable. Aunque el comercio es justo las probabilidades de admitir una devolución son cercanas a cero, e intentar regatear es entendido como un insulto. Uno se puede sentir más cómodo comprando en H&M.
Otro aspecto curioso de estas corrientes que se oponen sin éxito (no son todas) al capitalismo, está en el consumo. Hay quienes tratan de evitar las grandes marcas, los que rechazan el abuso de las multinacionales (un enemigo lo suficientemente tenue) y defienden el comercio justo. Sin embargo el comercio justo es caro para el consumidor, con lo que ni siquiera todos sus defensores lo adoptan plenamente. Compran tres o cuatro curiosidades “de comercio justo” pero el resto bien que lo hacen de marcas conocidas y explotadoras.
Mención especial merece el tabaco. Los que fuman hachís, una parte de estos, acaban enganchados como todo hijo de vecino a tan adictivo producto. Entonces los ves criticando a los americanos, a las multinacionales, a las corporaciones, al consumismo, pero comprando el tabaco que producen esas mismas multinacionales, normalmente americanas, grandes corporaciones que fomentan el consumismo.
No trata de ser esta una crítica a su forma de vida, que me parece muy respetable. Es una crítica a su crítica a nuestro sistema de vida. A los que nos critican a los perdedores que somos parte del sistema, que hacemos esos informes, que compramos yogures Danone. Porque por mucho que defiendan su desafío al sistema ellos también forman parte de él. Y a veces, hasta más.
Categoría: economía
Inversiones de futuro
No hemos aprendido nada. Ni jamás lo aprenderemos. No se vende ni una vivienda y ahora está claro hasta para el más contumaz: la vivienda no es una buena inversión.
Y dadas las caídas, hasta el infinito y más allá de las inmobiliarias en bolsa, los expertos y aprendices que se las dan de saber mucho lo tienen claro: las inversiones para el futuro son las nuevas fuentes de energía renovables.
Dicen que los mercados cotizados anticipan los resultados empresariales. Que si una empresa está vendiendo cada vez menos la caída en bolsa sucede antes que la reunión pública en que se cuentan los malos resultados. Que si una empresa tiene futuro – pero no presente – sube en bolsa y si tiene presente – pero no futuro – baja.
Si pensamos en las energías renovables, tenemos que darnos cuenta de que ya no son algo del futuro, sino del presente. De que están ahí porque llevan años buscando su sitio y porque el petróleo se ha pasado varios pueblos. Las energías renovables eran una buena inversión pero probablemente ya no lo sean. Probablemente ya sea demasiado tarde.
Yahoo era una gran inversión en 1996, en el 2000, cuando todo el mundo era consciente de que Internet sería algo más que una moda, ¿Seguía siendo una buena inversión?
Yahoo es un buen valor, si después del 2000 su cotización se resintió, a largo plazo hay esperanzas de ganar dinero. Pero muchas empresas que ni siquiera te suenan estaban en el mismo bombo que Yahoo. La más famosa de todas es pets.com, un portal de mascotas del que ya nadie se acuerda. Pets cotizó en bolsa, fue un pelotazo para desaparecer de la faz de la Tierra. Las acciones de Pets.com acabaron por valer 0 dólares. Valían menos que el papel higiénico.
Está claro que entre las energías renovables habrá éxitos extraordinarios. Empresas que acabarán siendo de las más importantes del mundo. Pero habrá Pets y no existiendo bolas de cristal, el riesgo de comprar la equivocada es muy alto.
Pero sobre todo, hay que tener en cuenta que estamos comprando renovables demasiado tarde. Así que nuestras esperanzas de ganar son mucho menores. Así, invertir en renovables no me parece sino algo muy arriesgado. Por lo tanto nada recomendable. Y como todos los analistas lo recomiendan, ¡Garantía de fracaso!
Cambio de monedas en suelto
Uno de los países donde las monedas resultan más molestas es Estados Unidos. Tienen billetes de 0,60 euros y la moneda más grande de uso común es la de cuarto de dólar, que sólo vale el equivalente a unos 15 céntimos de euro. Así, están constantemente trabajando con monedas de muy escaso valor con las que no se puede pagar casi nada.
Para colmo de males, la mayoría de las tiendas tienen los precios sin indicar los impuestos, por lo que si algo cuesta 5,55 no tienes la opción de deshacerte de 55 céntimos en monedas, ya que tras aplicar los impuestos la cantidad a pagar será impredecible.
Así, no es de extrañar que existan las máquinas de calderilla. Ingenioso invento que se ubica sobre todo en los supermercados: le echas toda la calderilla que tengas en casa (idealmente almacenada en un bote) y te devuelve el dinero en agarrado, a cambio de una pequeña comisión que pagas encantado.
A menudo uno se encuentra con problemas con el dinero suelto. ¿Cómo quitárselo de encima? Una solución muy buena que no todo el mundo conoce (y no entiendo por qué) es usar las máquinas de refrescos. Yo lo uso constantemente. Vas introduciendo todas las monedas sueltas que tengas y luego le das a devolución. La máquina te devolverá la cantidad que hayas introducido pero no las mismas monedas. Y ante el miedo a quedarse sin cambio siempre lo hará con las monedas más grandes posibles.
Así, si introduces 12 monedas de cinco céntimos de euro y le das a devolver lo normal es que la máquina te de una moneda de 50 céntimos y otra de 10.
Este truco también hay que tenerlo en cuenta cuando sí quieres tomarte un refresco. Siempre hay que echar las monedas pequeñas primero y luego las grandes. Así, cuando pagues, te devolverá de la forma que menos monedas suponga, lo cual agradecerá tu bolsillo. Primero las monedas pequeñas.
Ejemplo: La coca-cola cuesta 60 céntimos. Echas 5 monedas de 10 céntimos y una de cincuenta céntimos. Devolución: cuarenta céntimos, ¡Pero en dos monedas de veinte!
Si echas primero la moneda de cincuenta y luego las de 5: Misma devolución pero en 8 monedas de cinco céntimos.
Invertir en oro
No es que sea un genio de la economía, pero tengo el sentido común para saber callar en más ocasiones de las que me gustaría.
Una de tantas veces es cuando oigo justificaciones a la compra de joyas. Después de tantos siglos, el oro sigue siendo un símbolo de ostentación irresistible y a las personas nos gusta mostrar todo tipo de alhajas fabricadas con él. En algunos casos con muy poco gusto, como llevando gruesas cadenas al cuello.
Las piezas de oro gustan mucho. Y he oído en muchas ocasiones que la compra de estos productos va más allá de que sean piezas duraderas y ajenas a las modas. Además lo compro como inversión.
Esta es, en mi opinión, una enorme falacia. El oro que se negocia en los Mercados Internacionales, ese es el oro de inversión. Si te compras un lingote de oro, estás invirtiendo. Cierto es que si te compras una pulsera o un anillo estás haciendo un gasto en un bien del que se puede obtener liquidez en cualquier momento. Pero esa liquidez es como la de un coche, que obtiene una considerable depreciación en cuanto sale por la puerta del concesionario.
Las joyas de oro de segunda mano se compran con un notable descuento sobre el precio. Digamos un 25% más baratas que si fueran nuevas. Digamos aún que cualquier producto de oro se puede vender perdiendo un 25% del precio de compra.
La inversión en oro ya tiene implícita una depreciación del 25%. Es como si en la bolsa tuviéramos que pagar un 25% de comisión de venta de acciones, o como si por vender un piso el Estado cobrase un 25% en impuestos. Eso nos parecería abusivo y nos alejaría de esta forma de inversión.
Pero el oro es una gran inversión, porque siempre sube. Eso es mentira. Eso es una enorme mentira. No hay inversiones seguras. Ninguna. Mañana se descubre una mina de oro en Turquía y el precio del oro puede bajar un 30%.
Aún asín, si se cree que el oro es una inversión segura, ¿Por qué entonces no comprarlo en los mercados cotizados? Se pueden comprar contratos de futuros de oro, oro virtual sobre cantidades reales del dorado metal. La comisión de venta puede ser del 0,5%, quizás aún menos.
Pero yo de bolsa no entiendo y de anillos con forma de sello sí.Pues esto sucede porque lo que te interesa es el oro, no las inversiones.
Con el oro ocurre como con las viviendas. Nos engañamos. Mezclamos churras con merinas. No yo lo he comprado para vivir pero también como inversión. El doble de listo.
El oro es en general una pésima forma de inversión:
- Tiene un sobreprecio considerable en el trabajo orfebre y la intermediación del joyero.
- Las piezas de oro son pequeñas y se pierden con más frecuencia de lo que se cree.
- Son el objetivo número uno de cualquier robo. Y casi el único bien que siempre consiguen llevarse los ladrones.
- El oro puede bajar y subir de precio, es un bien muy volátil. Que además está en máximos históricos actualmente.
¿Te gustan las joyas? Pues compra tantas como puedas. Pero no te engañes con el cuento de que es una inversión.
El cuadro más caro del mundo
Hoy en día, Picasso es el autor del cuadro más caro que se haya vendido jamás. Tan original artista superó la friolera de los 100 millones de dólares en 2004 con su cuadro Garçon a la pipe, vendido en Sotheby’s por 104,1 millones de dólares.
Hay que indicar sin embargo que eso no significa que Garçon a la pipe pueda ser considerado como el cuadro más valioso de todo el planeta. Es imposible cuantificar las obras de arte de esa manera. Una gran cantidad de las más conocidas obras clásicas pertenecen a países y museos y nunca han sido puestas a la venta. La Mona Lisa de Leonardo da Vinci se aseguró por 100 millones de dólares en 1962. Pero si se subastara hoy en día superaría cómodamente los 500 millones de dólares. Porque casi todas las obras de da Vinci son guardadas con celo por museos y países, su nombre ni siquiera aparece en el top ten de las obras más caras jamás vendidas.
Por tan juiciosas palabras, puede decirse que la lista de los cuadros más caros jamás vendidos que presenta la Wikipedia sólo puede servir para indicarnos eso: transacciones de récord realizadas sobre cuadros. Pero decir que por ello esos autores son los más valorados o mejor considerados es una soberana equivocación.
Los puestos de honor de la lista son los siguientes:
- $140 No. 5, 1948 , Jackson Pollock
- $137.5 Woman III, Willem de Kooning
- $135 Portrait of Adele Bloch-Bauer I, Gustav Klimt
- $82.5 Portrait of Dr. Gachet, Vincent van Gogh
- $78.1 Bal au moulin de la Galette, Montmartre, Pierre-Auguste Renoir
- $104.2 Garçon à la pipe, Pablo Picasso
Esta lista que aparentemente no está ordenada, se actualiza con la inflación. El cuadro de Van Gogh se vendió en 1990, si actualizamos esas cantidades su precio sería superior al de Picasso. Actualizar precios de cuadros con la inflación, que se mide por el precio de la gasolina, la carne de pollo y el tomate, es completamente absurdo.
Sin caer en el debate vacío de si el cuadro más valorado del mundo sería un Velazquez, un Picasso, un Van Gogh o un Da Vinci, sí que se puede tratar de localizar la transacción más importante, usando criterios racionales.
En los años noventa el mercado del arte estaba en pleno boom. Es lógico que se pagaran precios que ahora, tal vez, hubiera que ponderar a la baja caso de querer vender los cuadros de nuevo.
Uno de los cuadros más caros de la historia, totalmente alejado de estas listas de ventas, es la Venus con un espejo, de Tiziano.
Quizás una de las obras favoritas del autor, este cuadro permaneció en el estudio de Tiziano hasta su muerte y ha inspirado numerosas copias y variaciones. Debido a la calidad superior de la obra, esta es la única versión que es universalmente reconocida como realizada completamente por la mano de Tiziano.
Hay que notar que entre las versiones arriba sugeridas se encuentra un famoso cuadro de Velázquez. Tiziano, como muchos otros autores de renombre, sólo realizaban la parte principal del cuadro, dejando el trabajo sucio de relleno a otros pintores que trabajaban en su estudio. Según defienden arriba, en este cuadro hasta la última mota de color es de la mano de Tiziano.
El origen del cuadro, es muy interesante:
- Primero, el propio Tiziano (1485-1576)
- Lo hereda su hijo, Pomponio Vecellio, quien lo vende en 1581, junto con la casa del artista, a
- Cristoforo Barbarigo.
- Lo hereda su hijo, Andrea Barbarigo.
- Permanece en la familia Barbarigo durante casi doscientos años.
- Vendido en 1850 al Zar Nicolás I de Rusia, que muere en 1855.
- Pasa a los fondos del Museo Hermitage, en San Petesburgo.
- Comprado en abril de 1931 por Andrew W. Mellon, que lo cedió a la National Gallery of Art de Washington.
La compra de Andrew W. Mellon del cuadro de Tiziano se realizó en plena crisis del 29. Andrew W. Mellon era un financiero que aunque nadaba en dinero estaba tratando de sobrevivir a la tormenta. Sólo por la situación económica de aquel entonces puede entenderse que el Hermitage se planteara desprenderse de una obra tan importante. Y que Mellon pagara la friolera de 12 millones de dólares por el cuadro.
Andrew W. Mellon lo compró en su afán por atraer arte de primerísima categoría a los Estados Unidos. Su objetivo, logrado con creces, era el formar una galería que no tuviera nada que envidiar a las europeas. Un verdadero filántropo, por cuanto no quería la galería para sí sino para su país.
Puede que este no sea el cuadro más caro del mundo pero si hoy se subastaran los 10 cuadros más caros de la lista de la Wikipedia y la Venus con un espejo, casi con toda seguridad, esta se vendería mucho más cara que el resto.
La iglesia en Estados Unidos
¿Por qué tanta gente va a la iglesia en los Estados Unidos, en comparación con Europa? De acuerdo al sociólogo y sacerdote católico Andrew Greeley es porque:
Los Estados Unidos tienen un completo libre mercado religioso, en el que las iglesias compiten activamente por conseguir más parroquianos y constantemente mejoran su producto, mientras que en Europa las iglesias suelen estar bajo el control del Estado y, como muchos monopolios gubernamentales, se han vuelto ineficientes.
(Del excelente ensayo, Is God an Accident? de Paul Bloom )
Lo de las iglesias en Estados Unidos me llama la atención en servicios como Yahoo Local, con Yelp. Las opiniones de usuarios sobre iglesias son como las de restaurantes u hoteles. Lo habitual es encontrar grandes defensores o detractores, pero ante todo notas un servicio personalizado, con matices y diferencias.
Por encima de todo se nota un esfuerzo por conseguir atraer a la gente. Con el trasfondo religioso, pero también un buen coro, don de gentes u obras sociales bien explicadas sirven de mucho. Las iglesias se han sabido buscar la vida, y consiguen atraer a la gente y financiarse en función de los seguidores que consigan, no mediante impuestos ni regalías.
Nací como un racionalista alejado de todo lo religioso. Pero tras pasar un cuarto de siglo he encontrado una iglesia compatible con mi forma de pensar. Si valoras la razón, la libertad y el humanismo seglar, es difícil que encuentres una comunidad mejor que esta, situada en el metroplex. La excelente música clásica o la mesa con los donuts harán que vuelvas una y otra vez.
He seguido una interesante trayectoria espiritual, intentando averiguar exactamente mi lugar y forma apropiadas. Tras muchas oraciones, la Iglesia Comunitaria de Mission Bay parece llenar esa búsqueda. He tratado de ser especialmente cuidadoso porque mi hija, que casi tiene 16 años, también iba a venir conmigo. ¡La primera vez que fuimos a esta Iglesia sentimos que era exactamente el tipo de lugar que queríamos! No encontrarás NINGUNA otra iglesia en San Francisco donde tu hija adolescente te pregunte un viernes, “Eh, mamá, – sigue en pie lo de ir a la iglesia el domingo, ¿Verdad?”. Sí, has oído bien, ¡ELLA QUIERE IR tanto como yo! De paso, La música te elevará, el Pastor te hablará de aquello que necesitas en tu viaje espiritual y el café (sí, PUEDES beber café durante el servicio) ¡Es también bueno!
Así, no sorprende que para muchos turistas que han visitado Nueva York, una de las excursiones que más recomiendan es asistir una misa Gospel en Harlem.
Que la ciudad más interesante del mundo tenga, en pleno siglo XXI, como una de las mayores atracciones una misa, habla muy bien de cómo se ha modernizado la Iglesia en ese país.
Clase media
El concepto de clase media suele malinterpretarse. El término se creó en su momento para indicar lo que hay entre la clase de los ricos y la de los pobres.
Con el tiempo y los cambios sociales más y más personas se han ido incorporando a la clase media. Hasta el punto de que la mayoría de la población de los países occidentales es clase media.
Esto nos ha llevado a la idea de clase media no como lo que está entre dos cosas (en inglés middle ) sino como la clase promedio (en inglés average ). El sueldo medio en España es 1.500 euros mensuales, lo que a menudo se trata de equiparar con el sueldo de una persona media o de clase media, lo que lleva a agrias protestas.
Si nos trasladáramos en el tiempo, dos siglos, no deberíamos compararnos con los licenciados de la época. Ni con los médicos de entonces. Tendríamos que situarnos en la posición donde se encontraba la inmensa mayoría de la gente: los pobres.
Ahora nos parece que nuestra calidad de vida se empobrece a marchas forzadas. Vamos a ver cómo le iba a una persona media (que no de clase media) en el siglo XIX en el Reino Unido. ¿Cuál era el presupuesto de un obrero cualificado en plena Revolución Industrial?
Los obreros ganaban 15 shillings semanales, que son 0,75 libras de la época. Un obrero repartía su sueldo en los siguientes gastos, de acuerdo con el libro The Rights of the poor and the Christian Almsgiving Vindicated (1841), pág. 91 (Google books, vista completa).
Richard Goodwin, con mujer y cinco hijos (dan hasta su dirección, lo de las encuestas anónimas es invento moderno):
Para suavizar los datos vamos a hacer lo siguiente. Vamos a convertir los inverosímiles shillings y peniques en euros, con la siguiente regla de tres: convirtamos el sueldo de ese obrero cualificado de 0,75 libras a la semana en 1.000 euros al mes. Y actualicemos en proporción todos los importes. Obtenemos entonces:
Y ahora agrupemos los gastos por categorías. Nótese que en el pasado el agua era normalmente insalubre por lo que la cerveza y el té aparte de bebidas agradables eran casi una necesidad.
¿Vivimos mejor o peor que antes?
Playboy
Una clásica broma de Internet es la que comienza revisando las páginas más visitadas de Internet en cualquier puesto de trabajo y termina con la respuesta ¿Playboy? ¡Ni siquiera sabía que tenían página web!
Desde luego, hay que ser muy pardillo para ni siquiera sospechar que la empresa con más imagen de marca del mercado del sexo no va a tener dominio propio en la red.
Lo que seguramente no sabías es que Playboy cotiza en bolsa desde hace muchos años (con el ticker PLA).
El eterno sambenito de las inversiones éticas puede resolverse con una compañía así. Casi ninguna empresa cotizada en bolsa es trigo limpio. Enormes contaminantes como las eléctricas y las petroleras. Monopolios explotadores como Ikea o Coca-cola. Las siempre cuestionables constructoras. Empresas de productos químicos y papeleras. Playboy es una empresa más, dentro de los medios de comunicación, cuya actividad tal vez pueda gustarnos.
Las acciones de papel de Playboy tienen una característica especial: representan al desaparecido World Trade Center de Nueva York que desaparecieró el 11 de Septiembre de 2001 (siempre hay algún ex presidiario al que esto le pilla de nuevas).
Sólo seis acciones (Con Edison, Glenborough Realty, Grunthal Financial, Merril Lynch, Penn Central y Playboy) de las decenas de miles diferentes impresas en Estados Unidos representan este monumento.
Si poseer una revista de Playboy parece que fuera algo propio de un perdedor, comprar acciones de esta compañía siempre debe suponer un plus de vergüenza. Sólo si el futuro se ve muy esperanzador, algún importante inversor considerará comprar acciones de este controvertido holding.
El problema con la bolsa es que – a diferencia de lo que ocurre con las revistas – cuando compras una participación significativa de una empresa, esa información queda disponible al público. Si miramos los principales fondos propietarios de acciones de Playboy, alguno sorprende:
El fondo de inversión FIDELITY PURITAN FUND INC posee casi un 2% de la compañía. Por si alguien duda de lo que significa PURITAN, la definición del diccionario:
Rosas en San Valentin
Si mañana tienes la suerte de que te regalen alguna rosa, no estaría de más que supieras que la flor que te entregan puede provenir de países remotos.
Los principales exportadores de rosas son países sorprendentes. Kenia, Holanda, Zimbabwe, Colombia, Ecuador, Zambia e Israel. Durante algún tiempo Israel fue el mayor exportador de rosas del mundo.
La producción de rosas en China tiene una magnitud que escapa a nuestra imaginación. Más de un millón y medio de personas trabajan directamente en el negocio de las flores. Aún así, tienen problemas para satisfacer la enorme demanda de flores, especialmente rosas, dentro del país.
Algunos países son grandes productores de rosas, como Estados Unidos o Italia. Pero tienen una demanda interna tan elevada que necesitan importar flores.
La economía de Kenia, ahora en todos los noticieros por los disturbios que presagian una Guerra Civil, además de sostenerse en el turismo, tiene como otros sustentos el té y las flores.
Hace pocos años Kenia obtenía más ingresos de sus flores que del turismo. Las flores de Kenia suponen el 8% de sus exportaciones y dominan el mercado mundial con más del 25% del total de exportaciones de flores en todo el mundo.
Un tercio de toda la producción de rosas de Kenia se vende en San Valentín, por lo que los disturbios no han podido llegar en peor momento.
Existen gigantescas granjas dedicadas exclusivamente al cultivo de rosas, la mayoría en torno al lago Naivasha. Muchas han perdido a miles de trabajadores que han escapado, comprometiendo la recogida de millones de flores.
Aunque muchos afirmen que San Valentín es un invento de El Corte Inglés, mañana es el día más importante del año para Kenia.
Traducido de “The Economist”.
Valor añadido
Refiriéndose a la desastrosa economía comunista de Rusia, la Wikipedia nos muestra un ejemplo extraño de hasta qué punto el control del gobierno sobre los precios puede llevar a anomalías del mercado:
Por ejemplo, el precio del pan, un pilar en la dieta tradicional de los rusos, estaba por debajo del coste del trigo empleado para fabricarlo. En algunos casos, los granjeros alimentaban al ganado con pan en lugar de con grano porque les resultaba más barato.
Este ejemplo recuerda al también sacado por los pelos de las situaciones de hiperinflación en que una divisa pierde casi todo su valor. La gente tiene que moverse con cifras multimillonarias para realizar sus compras y en algún caso el papel físico con que está fabricado el billete costaba menos que el papel que podía comprarse con los billetes, por lo que la gente prefería quemar billetes antes que comprar cualquier otro tipo de mercancía para emplear en la calefacción.
Siempre he creído que esta fotografía está sacada de contexto. Aunque afirman en el pie que es:
Una alemana alimentando el horno con billetes, que arderán más tiempo que la cantidad de leña que puede comprarse con ellos.
Me resulta más lógico pensar que son billetes que han quedado fuera del curso legal, algo frecuente en estas situaciones de hiperinflación. También el hecho de tener dinero para hacerse una fotografía quemando billetes pero no tener dinero para leña me resulta muy sospechoso.