¿Cuál es el deporte más difícil del mundo? Ante la complejidad de la pregunta lo habitual es responder con evasivas. ¿Qué entiendes por lo más difícil?
Afrontando este reto, la web de deportes ESPN realizó una completa estadística. Para ello una serie de periodistas deportivos puntuó en una escala del 1 al 10 cada uno de los deportes, siendo el 10 la máxima dificultad posible.
En lugar de votar los deportes de forma global se decidió valorar cada una de las cualidades que se esperan de un deporte difícil: resistencia, flexibilidad, reflejos, coordinación, fuerza, agilidad, nervios, coordinación mano-ojo, capacidad analítica.

De esta votación emergió como el más duro de los deportes el boxeo. En él son necesarias casi todas estas habilidades en grado sumo y para casi todas ellas resulta el más exclusivo de los deportes.
Así, el cuadro de honor quedaba del siguiente modo:
- Boxeo: 7,23
- Hockey sobre hielo: 7,17
- Fútbol americano: 6,83
- Baloncesto: 6,78
Como curiosidad, en el último puesto quedaba la pesca, con un triste 1,45
Aunque no falto de interés, el estudio resulta poco convincente. Cierto es que el boxeo es un deporte extraordinario, infravalorado por los ambientes en que se suele practicar. Pero una aproximación más interesante nos lleva a pensar que si bien el boxeo puede resultar complicado, el fútbol no es un deporte tan difícil. Cualquiera puede pegar patadas a un balón. No hay que ser una estrella para marcarle un penalti a Casillas, uno de los mejores porteros del mundo. La selección de Malta, formada por aficionados, no pierde por goleada ante cualquier otra selección candidata al título Mundial – o no siempre. El baloncesto tiene la barrera de la altura, pero con un poco de práctica se pueden encestar más del 50% de los triples que se lancen.
Así, me gustó mucho la reflexión que hacía este hombre sobre cuál podría ser el deporte más difícil, entendiéndolo del siguiente modo: aquel deporte en el que llegar al nivel de profesional suponga un reto mayor.
En fútbol hay un criba que, aparte del talento innato de algunas superestrellas, es estadística. De cada diez personas se va seleccionando siempre a la mejor, hasta llevar al equipo de Primera División a los mejores chavales del barrio que eran a su vez los mejores de su pueblo que eran también los mejores de la provincia que eran también los mejores de la región. El segundo mejor jugador del barrio podría haber llegado también allí, pero la exigencia del deporte, que sólo permite jugar a unos pocos a alto nivel, le impidió fichar por un equipo de alevines de primera división.
En tenis está claro: un aficionado perderá siempre contra un profesional. Hace falta un técnica de saque impecable, una fortaleza y entrenamiento tales que lo más común será que el aficionado pierda por rotundos 6-0. La capacidad de saque profesional en el tenis sólo puede conseguirse mediante clases de cierto nivel, y es lo suficientemente decisiva como para que un jugador que no sea bueno sacando o restando potentes servicios no tenga esperanzas alguna ante rivales de cierta categoría.
La técnica en el tenis está al borde de lo humano. Todos los golpes van a las líneas. Siempre. Los saques están en el limite de lo restable. Las dejadas se hacen sí y sólo sí hay que hacerlas. Los golpes son casi únicos y casi siempre se acierta a darlos. Pero aunque los puestos de cabeza sean inalcanzables, constantemente hay noticias de nuevas jóvenes promesas, de jugadores que llegan desde las previas hasta las rondas finales de un Grand Slam. Difícil sí. Pero no imposible.
La defensa que hacen del golf en la página antes citada es muy interesante. Según el autor es posiblemente el golf uno de los deportes más difíciles del mundo. Lo cual no deja de sorprender por cuanto es un deporte aparentemente trivial y para personas sin condición física. Recomiendo encarecidamente su lectura.
Pero a pesar de su defensa del golf, deporte que confiesa practicar, no tiene reparos en indicar que, casi con toda seguridad, el polo es el deporte más difícil del mundo.
Por un lado el polo tiene unas enormes barreras de entrada. Puedes jugar fútbol en una favela, pero para jugar al polo hacen falta varios caballos, además de un terreno de juego adecuado y rivales suficientes.
El polo se ha llamado desde tiempos inmemoriales del deporte de los Reyes. En sus orígenes iraníes, servía como excelente forma de entrenamiento de las tropas de caballería. Eso sí, el deporte era muy diferente a como lo conocemos hoy en día. Era una auténtica carnicería en la que los equipos podían llegar a tener un centenar de caballos por bando. Un ejercicio de la guerra en el que los mejores podían pasar a formar parte de la Guardia Real.
Los mismos reyes y príncipes disfrutaban con la práctica de este deporte. Con el paso de los siglos llegó a la India y de allí pasó a ser adoptado por los colonos británicos, que lo llevaron en una forma muy suavizada a Europa.
El deporte del polo que se practicaba en Inglaterra era un encorsetado conjunto de reglas muy estrictas que hacían el juego lento y aburrido. Ese es el polo que todavía practica la realeza británica. El verdadero deporte tuvo que cruzar el Atlántico. En EEUU se convirtió en un juego de velocidad endiablada.
Correr con el balón, con dos defensas detrás dispuestos a partirte la pierna con tal de evitar un gol es una experiencia extrema. Pero hacerlo galopando en un caballo, manteniendo el equilibrio sobre los estribos a la vez que se golpea la pelota, sin que el caballo disminuya la velocidad, es algo que requiere años de práctica hasta conseguir hacerlo al menos decentemente.
Golpear la pelota es ya toda una proeza. Dar un pase es muy complicado. Los caballos no dejan de ser animales imprevisibles. Constantemente hay que girar y se pasa muy cerca de los otros caballos. El ritmo es trepidante, lo que convierte al deporte en uno de los menos interesantes para ver y sin embargo una experiencia insuperable para los deportistas que lo practican.
El polo está lleno de peculiaridades que me han parecido dignas de ser remarcadas. La mayor es quizás la diferencia entre los jugadores. Cierto es que se trata de un deporte muy minoritario y poco practicado. Pero aún así, las diferencias entre jugadores son tales, que la sola presencia de gran jugador es suficiente para que resulte imposible equilibrar un encuentro.

Los equipos de polo tienen cuatro jugadores. El nº1 es una especie de delantero pero más con funciones de palomero, esperando un pase para simplemente correr un poco y empujarla dentro. El nº2 suele ser el mejor jugador del equipo, dispuesto a pasar la pelota al 1 pero también capaz de driblar toda la defensa rival y marcar un gol. El nº3 es una especie de quaterback. Un gran pasador, que coloca la pelota a punto para que sus compañeros puedan marcar. El 4º suele encargarse de la defensa. Los puestos más interesantes son el 2º y el 3º, pues tienen enormes responsabilidades tanto en defensa como en ataque.
Los jugadores de polo tienen asociada una determinada categoría, denominada handicap. El handicap es una puntuación que va desde el -2 hasta el 10. Un jugador parte con la puntuación negativa. Dos de cada tres jugadores nunca superan dicha puntuación, lo cual es una muestra más de la extraordinaria dificultad de este deporte.
El handicap es una medida de la importancia de un jugador para el equipo. Se tienen en cuenta numerosos aspectos: control de la pelota, monta y dominio del caballo, estrategia dentro del juego, visión general. Una peculiaridad única del polo es que en esta escala también se mide la deportividad, todo un detalle que ennoblece al deporte.
La puntuación del handicap es asignada por la federación correspondiente. Sorprendente resulta que esta puntuación tiene un paralelismo muy exacto en el número de goles. Si sumando los handicaps de los diferentes jugadores de cada uno de los equipos hay una diferencia de 7 puntos, es de esperar que ese equipo gane por una diferencia de 7 goles. Con lo que es posible, y necesario dada la dificultad para conseguir encontrar equipos parejos, que los partidos se celebren con esa ventaja: el equipo con mayor handicap tiene que vencer por una diferencia de goles superior a esa diferencia. En este caso de 7 puntos de diferencia, un resultado de 10-17 sería considerado un empate.
Los encuentros no son siempre con handicap, pero resulta difícil crear competiciones dada la disparidad de las fuerzas. El mejor país con diferencia en el mundo del polo es Argentina. Argentina es al polo, desde inicios del siglo XX, lo que Estados Unidos fue al baloncesto durante el siglo pasado o lo que Rusia al ajedrez. Puede que incluso la diferencia sea aún mayor. Argentina es el único equipo del mundo que puede presentar un equipo de handicap 40 (10 + 10 + 10 + 10) sin problemas a las competiciones mundiales. Ha ganado casi todas las competiciones de la Historia y cuenta con los mejores jugadores del mundo.
Así, vemos que la escala del polo parte de un número negativo, que entendido en goles puede significar que eres un estorbo para el equipo. Es dificilísimo superar esa puntuación. Pero como en cualquier escala logarítimica subir un escalón es tremendamente complicado. La mayoría de los mejores jugadores de cada país no tienen un handicap de más de 5.
Esa es la dificultad insuperable del polo: los cuatro mejores jugadores del mundo nunca perderían contra los cuatro siguiente mejores. Y posiblemente les aplastarían. Una selección de nivel medio-alto podría perder por un 30-5 ante Argentina. Eso no ocurre en fútbol, y casi en ningún deporte.
La dificultad del polo queda patente si seguimos los pasos del que es considerado hoy en día el mejor jugador de polo en activo, y el que quizás sea el mejor de la historia: Adolfo Cambiaso. Adolfito.
Observemos cómo fue superando sus puntuaciones de una forma gradual, con una lentitud que puede resultar pasmosa. Es sin lugar a dudas el mejor jugador del mundo. Pero no alcanzó el handicap 10 hasta mucho tiempo después de iniciarse en el juego:
- 12 años: consigue el -1
- 13 años: consigue el +3
- 14 años: consigue el +6
- 16 años: consigue el +7
- 17 años: consigue el +9
- 19 años: consigue el +10 (la persona más joven de la Historia en conseguir esa puntuación, en EEUU había llegado al handicap 10 con sólo 17 años).
El handicap 10 simplemente indica un jugador profesional de una fuerza extraordinaria. En pocos deportes se alcanza este nivel de maestría con tanta dificultad como en el polo.
Me ha sorprendido la poca información que hay en general sobre polo en Internet. Uno de los problemas de este deporte es la diferencia entre las distintas Federaciones Nacionales. Al no haber un juego de reglas estricto a nivel mundial, hay dificultades para establecer competiciones importantes. De ahí que el polo no sea un deporte olímpico y ni siquiera figure en la lista inicial de deportes que mostraba ESPN, lista que sí incluía la pesca y el rodeo.
Los partidos de polo son como los de tenis de mesa si se jugara con pelotas invisibles. Todo sucede tan rápido que no hay forma de ver nada. En este breve video (1 minuto) puede verse el dominio de Adolfo Cambiaso controlando la pelota. Hay que indicar que la imagen está a cámara lenta. Hasta parece fácil.
Ver el video.
Otra medida de la extrema exigencia de este deporte es el desgaste para los caballos. Se juega en seis tiempos (chukkas) de siete minutos cada uno. En los partidos de máximo nivel cada equipo usa un caballo por cada periodo de tiempo, para tenerlos siempre recuperados y a la máxima potencia. Esto añade una nueva dificultad: no basta con tener un buen caballo con el que se obtenga una total armonía, hay que ser flexible con la montura, pues en un mismo partido se llega a contar hasta con seis caballos distintos.
Es un deporte muy interesante. Todo lo aquí expuesto está contrastado con fuentes aparentemente fiables, pero si has detectado algún error no dudes en indicarlo en los comentarios.
Fuentes: Las citadas, y el completo artículo de la Wikipedia en inglés.