De Wikileaks, paradigma del periodismo moderno, se ha dicho que provocará el Gobierno 2.0 o que es una parte fundamental de la Web 3.0. Suena todo muy moderno: no hay una página o redacción que cerrar pues los archivos se distribuyen por las redes P2P que son imposibles de bloquear.
Sin embargo, los titulares de Wikileaks los sigue filtrando el País (y los otros periódicos principales del mundo). Se siguen dosificando las informaciones para que siempre haya algo de lo que hablar y periódicos (o enlaces) que vender (o conseguir). Las noticias que se administran como la medicación a un enfermo grave. Ahora no hay nada que contar, ponme dos de Wikileaks. Ahora hay que dañar al partido político, dame una de lo peorcito que salga sobre el señor X. A mi esto me recuerda al periodismo más rancio o, siguiendo la nomenclatura que se espera, todo muy 0.0.
Lo peor del tema es que a pesar de que la información fluye libremente y resulta cada vez más complicado tener secretos, no se encuentra uno con un público más evolucionado que el que tomaba la Bastilla. Hay buenos y malos. Estás con Wikileaks o contra él. Y si estás contra él, te pueden hacer un ataque de denegación de servicio y hay quienes incluso lo ven justificado.
Muchos sabemos que los gobiernos nos mienten, no nos cuentan todo lo que hacen ni todas sus verdaderas intenciones. Para saberlo no hacía falta Wikileaks. Gracias a esa organización se están conociendo muchas mentiras concretas. Por ejemplo se sabe que las relaciones de España con Marruecos no son tan cordiales como a veces nos tratan de trasmitir.
Para muchos el gobierno debería hacer un ejercicio de transparencia y mostrarse abiertamente, decir todo lo que piensa. Sin embargo a nivel personal todos hemos tenido vecinos desagradables a los que no soportábamos y a los que sin embargo tratábamos de sonreír en el ascensor. O jefes a los que se les desea una triste agonía. Los ejercicios de transparencia están muy bien cuando se extraen de todo contexto, pero en el mundo real hay muchos silencios que ocultan opiniones.
Todos preferimos un gobierno transparente a uno mentiroso y taimado. Pero las consecuencias de esa claridad son las que no todos estamos dispuestos a aceptar. España con Marruecos, por ejemplo, se puede encontrar con tensiones en Ceuta y Melilla. Con aluviones de inmigrantes que inunden nuestras costas. Esto no nos gusta pero en una suerte de hipocresía interna no queremos reconocer que A implica B. Queremos A y que no ocurra B. Con Wikileaks, sólo pensamos en A. Porque o estás con ellos o contra ellos. Personalmente estoy a favor de la libertad de prensa y de desvelar los secretos. Pero también estoy en contra de que se desvelen secretos que a la larga perjudicarán a mi país.
La figura de Julian Assange, la cabeza visible de Wikileaks, exagera esta dualidad. En la página en castellano de la Wikipedia sobre Julian Assange aparecen dos secciones: Contra Julian Assange; A favor de Julian Assange y WikiLeaks.
Estos días estaba sin Internet y pensaba que era realmente curioso que a Assange se le procesara por un delito sexual. En el mundo en que vivimos, hasta el gobierno de Estados Unidos necesita de un cargo para detener a una persona que resulta muy molesta. Pensaba en el ejemplo de Al Capone, que no pudo ser enjuiciado por sus múltiples delitos de sangre pero al que se encarceló por un prosaico fraude fiscal.
Assange será procesado por un delito sexual, aquel en el que la palabra de uno contra otro suele caer del lado de la víctima y ante el que pocas simpatías consigue el acusado. Una persona procesada por algo así siempre tendrá el estigma de la culpabilidad. Una jugada maestra.
Sin embargo está disponible una extensa, detallada y muy interesante descripción de los hechos que desembocaron en la orden de arresto contra Julian Assange. Y nada tienen que ver con una trampa del gobierno de los Estados Unidos.
Assange se acabó acostando con dos chicas en fechas muy próximas. Con las dos practicó sexo sin preservativo. A las dos les incomodó pensar que lo que para ellas fue una situación excepcional para él parecía formar parte de su forma de disfrutar la sexualidad. En principio una de ellas quería exigir una prueba del SIDA a Assange pero las cosas se desmadraron, los fiscales actuaron de motu propio. Y ante una personalidad tan famosa y relevante, el caso tomó su propio camino.
La historia de las violaciones, que muchos entienden como una prueba de fe al ¿A favor de Wikileaks o en contra?, desvelan que el hacker lleno de elevadas motivaciones es una persona como tú y como yo. Que aparte de unos ideales muy nobles de libertad y derechos, no deja de aprovechar sus oportunidades de meterla en caliente y que sabe que es cuestión de aprovechar la fama no para enriquecerse pero sí para acostarse con unas cuantas seguidoras de la causa.
La palabra violación es exagerada, creo que ni siquiera se le acusa de eso. Pero la historia de cómo se acostó con las dos chicas, aparte de dar una sana envidia, muestra a una persona normal y corriente. Incluso muy corriente. No veo unos ideales de Gandhi o Teresa de Calcuta. Nos reímos de Cristiano Ronaldo que se dejó atrapar por una camarera de Nueva York, pero es que el hombre más peligroso del mundo no cree correr ningún riesgo con una jovencita desconocida que se le presenta en condiciones similares.
La opinión de los fabricantes de preservativos es que si un preservativo se pone bien es imposible romperlo. Y que poner un preservativo es bien sencillo. Con lo que si lo rompes eres poco menos que un idiota. Ahora bien, si las seguidoras se te echan literalmente encima y tienes una vida sexual más compleja que el cuadro de mandos de la Stark Trek, romper un preservativo por error es poco probable. Si luego quedas con una jovencita que se te insinuó y a la segunda oportunidad le dices que no quieres hacerlo con preservativo, parece que hay algo más en el primer accidente.
Pero no, la defensa acérrima de la causa caen en el clásico de decir que todo fue culpa de ellas, que ellas se lo buscaron, que sobre todo la segunda chica fue un poco puta. La presunción de inocencia elevada al cuadrado, que no dos punto cero.
En resumen, no es una historia en blanco y negro. La amenaza es más fuerte que su ejecución. La existencia de Wikileaks me parece muy positiva para evitar que algunos se propasen creyendo que podrán ocultarlo todo. Pero para cuando se desvelen los secretos ya será demasiado tarde para solucionar nada. Julian Assange es una figura totalmente prescindible en todo esto. Parece que identificamos su detención con los intentos de bloquear Wikileaks. Simbólicamente es una imagen muy poderosa. Pero no tiene nada que ver. Desde luego Julian Assange será el hombre del año, el hombre más peligroso del mundo. Pero no va camino de ser canonizado por la Iglesia.