El mejor mejor libro que he leído este año lo empecé a leer con el propósito de descartarlo para siempre. Es curioso como llegué hasta él:
A finales de año estuve curioseando por listas de libros sugeridos y de “lo mejor del 2009”. Siempre es un buen lugar donde pescar ideas. Recuerdo que vi dos listas especialmente. Una eran las recomendaciones de los escritores que trabajan para el New Yorker, la otra no la recuerdo con exactitud, creo que era una lista de libros que no habían tenido éxito pero que merecían tenerlo.
El caso es que de entre una montaña de libros uno se encontraba con los típicos libros que se supone que son obras maestras pero que luego en realidad son un tostón insoportable. Y es que un buen libro tiene que estar en esa frontera, si es un poco más serio se vuelve insufrible y si es un poco más mundano se vuelve una lectura superficial. Cierto es que hay muchos libros buenos e insufribles y más aún que son de fácil lectura sin ser superficiales.
Si te piden que cites un libro que te ha gustado durante el año sabes que queda mal indicar un best-seller o una novela clásica porque parece que no tuvieras originalidad alguna. Sucede como con los restaurantes que muchas veces se anda en la búsqueda de la filigrana oriental fusionada con latina o el sitio de tapas imposibles. Nunca se recomienda donde tomar un buen cocido o una ración de paella que no sea tóxica, aunque tomamos mucha más paella que filigranas de fusión.
De entre tanto libro exótico y poco conocible me llamó la atención la novela “The Adventures and Misadventures of Maqroll” porque era de un autor en castellano (Álvaro Mutis, colombiano). Que una novela en castellano hubiera sido traducida al inglés y celebrada con éxito era un motivo importante para investigar algo más sobre ella, a pesar de mi propósito de año nuevo de no leer ningún libro de autor hispanoamericano durante el 2010.
Leyendo en la Wikipedia vi que trataba sobre las aventuras de un navegante. Me alertaron en contra del libro: de un lado que parecía ser el típico libro de aventuras que leía de adolescente, algo que hoy en día no podría soportar, por otro me pareció triste que el autor, Álvaro Mutis, sólo había escrito a lo largo de su vida novelas sobre Maqroll, el protagonista de dicha novela. Una tercera y casi decisiva llamada en contra vino del hecho de que en realidad no era una novela sino un conjunto de ellas, una compilación de siete novelas sobre Maqroll.
Con todo en contra, decidí saltarme la regla contra lo hispanoamericano. Y explico dicha regla: últimamente he leído tantos autores de estos países que desconozco casi por completo la literatura de mi propio país, lo cual me parece una falta importante. El caso es que gracias a que el libro lo pude conseguir gratis en Internet, decidí echarlo al Kindle y empezar a hojearlo con el convencimiento de abandonarlo tras pocas hojas.
Pues bien, no sólo no fue así sino que ahora me atrevo a afirmar que Empresas Y Tribulaciones De Maqroll El Gaviero es uno de los libros más increíbles que he leído jamás. El personaje de Maqroll nada tiene que ver con las aventuras navales que presagiaba, sino que es uno de los más grandes de la literatura del siglo XX: un pícaro sin maldad, perdedor que tuvo fortunas, nostálgico de tiempos no vividos, emprendedor de libro que no de mal blog, un personaje tan logrado y real que cuesta creer que fuera de ficción. Y uno entiende como Álvaro Mutis no sólo no pudo matarlo sino que se vio condenado a vivir para él, para escribir más y más historias en que figura como protagonista.
Álvaro Mutis recibió el Premio Cervantes en el año 2001, principalmente por estos relatos sobre Maqroll. Las opiniones sobre él son sencillas: o te enamora desde el principio o te aburre. En Amazon encuentras doce personas que lo votan con cinco estrellas (la máxima puntuación posible) y tres que lo votan con tres estrellas, lectores que a pesar de verlo como un libro lento lo aprecian en cierta estima: no hay que esperar un encanto con el tiempo, en pocas páginas sabes si el libro es para ti o no.
Asín que recomiendo encarecidamente la compra de este libro y sobre todo su lectura.
Lamentablemente para mi la excepción a mi regla de los libros españoles confirmó una vez más la superioridad de todo un continente comparada con un simple país pequeño.
Un par de párrafos destacados en mi Kindle:
“No se preocupe”. Fue en ese momento cuando comencé a preocuparme. Sé muy bien lo que en estos países significa la frase “no se preocupe”. Debe entenderse como: “Si algo nos pasa no hay nada que hacer, así que no vale la pena preocuparse”.
Olía a esa mezcla de pasta de dientes, colonia para después de afeitar y artículos forrados en piel, característica de ciertos ambientes estrictamente masculinos donde reina un orden castrense.
En mi caso, por esa rendija se me escapó la vida. La vida que quise vivir, es claro. Ésta de ahora es una tarea en donde sólo pongo el cuerpo. No es que lo hubiera perdido todo. Es que perdí lo único por lo que valía la pena seguir apostando contra la muerte.
Y una frase que bien puede resumir a los propios personaje de esta inolvidable novela:
Los vivos suelen estar a menudo más muertos que los personajes de esos libros.