Crisis = Oportunidad

Una de las cosas más repetidas hasta la naúsea es que los chinos usan el mismo sinograma para Crisis que para Oportunidad. Pues bien, eso es una mentira como la copa de un pino. La Wikipedia ya habla de Oportunidad y Peligro, que poco sinónimos son Crisis y Peligro.

Por lo visto el causante de este desaguisado fue J.F. Kennedy, quien por primera vez lo pronunció en un discurso en Indianápolis, el 12 de abril de 1959:

La palabra “crisis” en chino está compuesta de dos caracteres. Uno representa peligro, y el otro representa oportunidad.

Pero Kennedy usó este recurso, que acabaría manido, muchas veces. Y luego le copiaron muchos otros, como el tétrico Al Gore. Incluso en su época, muy anterior a Internet o el desarrollo de la cultura china, su expresión es más correcta que la que ha llegado a la actualidad. Que de una palabra formada por dos signos (crisis), uno puede significar peligro y el otro, muy forzadamente, oportunidad. Y es que ese otro signo significa más bien máquina, avión.

En resumen, un delirante malentendido que no ha quedado lo suficientemente explicado como muchas otras leyendas urbanas pero que no tiene ni pies ni cabeza:
a) En todo caso sería “crisis” significa peligro + oportunidad.
b) Y oportunidad, con una laxitud propia de conferenciante sobre Cloud Computing.
c) Que todo esto viene de Kennedy, pero fue potenciado por los Simpsons, que en una broma (no confundir con documento) ponían en boca de Lisa Simpson:
“Los chinos usan la misma palabra para crisis que para oportunidad.”
d) Que está muy bien explicado en la Wikipedia.

La crisis


La tienda FNAC de Madrid vende tantos libros sobre la crisis, que ya superan en cantidad a muchas secciones consolidadas, como economía o ciencia. La crisis se ha convertido en un nuevo género narrativo.

Los libros sobre la crisis se dividen en tres categorías principales. Están los que la explican, a toro pasado. Y los que se atreven a vaticinar sobre el futuro u otras formas de futuro posibles. El tercer grupo son los libros de economía de guerrilla, de ahorro de pobres, cultura lonchafinista.

Entre los libros que explican la crisis, casi todo lo que superficialmente hojeo lo veo sesgado, engañoso. Y es que exponer por qué algo sucede es muy fácil. Lo complicado es prever lo que puede ocurrir de acuerdo a lo que ahora está pasando. Pero estos libros de la crisisología ni siquiera aciertan en lo fácil. Porque la verdadera historia de la crisis avergüenza a todas las clases sociales, a hombres y a mujeres, a pobres y ricos.

Y nadie paga por leer una historia en la que él es uno de los culpables. Explicar la crisis, para poder vender libros, se ha convertido en una caza de brujas. Intentar descubrir a los culpables de la crisis. Llegándose a una simplificación tras otra, hasta empezar a caer en dislates como que la crisis es culpa de una única persona. O de un partido político.

La crisis simplemente se debe a que vivimos en el pasado con dinero del futuro. Casi todos. Y ahora, es el futuro.

Si tú viviste con dinero del futuro porque todo el mundo lo hacía, porque la televisión te lo decía, porque nadie te dio una formación económica, da igual. Tú cometiste el mismo error que el banco que dio los préstamos, que el empresario que aceptaba encargos que cobraría muchos meses después.

Y ahora empiezo a ver que se forman dos grupos, vencedores y vencidos. El vencido es al que le embargan la casa. El vencedor el que te explica la crisis o te cuenta un mundo mejor basado en la economía del trueque. Los vencedores se ríen de los que vivieron por encima de sus posibilidades, y aconsejan un modo de vida tan espartano como incoherente.

Muchos de los que en su momento se libraron de la burbuja inmobiliaria ahora abogan por el madmaxismo. Una visión de un futuro apocalíptico que está a la vuelta de la esquina, una especie de vuelta a la Edad Media, con un drástico retroceso en la calidad de vida.

Y es que veo que a pesar de que hemos sufrido una tremenda crisis por no darnos cuenta de la realidad, inmersos en ella, volvemos a crear una nueva realidad que no tiene apenas sustento. La misma gente que se hipotecaba porque lo hacía su vecino, es la que está cansada de oír, hasta el punto de asimilar como verdad absoluta, que la crisis es culpa de los bancos. Esta es la nueva verdad indiscutible, como en su momento lo era que los pisos nunca bajan de precio.

Igual que un vendedor de pisos debe reconocer y aceptar que éstos han bajado de precio, todos nosotros deberíamos reconocer que tenemos parte de culpa por la crisis. Está claro que mucho más mal hacen los que tienen más poder. Pero lo triste es que cuando estamos errados hacemos tanto mal como está al alcance de nuestra mano. Si somos de clase media baja, ni queriendo podemos causar una crisis económica. Todo lo más arrastrar a gran parte de nuestra familia a un pozo. Un banquero – que no un pobre empleado de banca – tiene más opciones. O un presidente de Gobierno. Pero eso no quiere decir que sea más malo; tal vez sí más culpable.

Entre todo este disperso mensaje, la idea que me gustaría trasmitir es que a pesar de todo lo que ha sucedido, la inmensa mayoría de la gente no se ha enterado de casi nada. No va a aprender nada. Y lo peor es que los que sí entendieron lo que pasaba en su momento, ahora están sembrando un mensaje extraño, que pinta un futuro de armas de fuego, y economía autosuficiente. O una postura psicótica que les aleja de cualquier forma de inversión, salvo los bienes tangibles, como la plata.

Mi visión de la situación actual es que no hay terreno firme, pero precisamente ahora es cuando se puede conseguir más por menos. Si llegamos a tiempos de guerra, de vida en el campo, un escenario muy poco probable, de nada serviría estar preparado. Todos estaremos muy mal, de poco sirve tener un puñado de gallinas o poseer un terreno rústico si campea la ley de la selva.

Para el que no tiene dinero, ni trabajo, la pregunta diaria es “¿Qué voy a comer hoy?”. Pero todavía queda mucha gente con una vida medianamente normal, que ha sufrido recortes, que tiene que hacer más por menos, pero que trabaja, que puede ahorrar, que puede consumir. Aún con un 49% de desempleo, la mayoría de la gente tendría trabajo. Y aunque de ese porcentaje, muchos están en una economía de subsistencia, hay muchos millones de personas a las que no les va tan mal. Para estas personas la pregunta es, “¿Qué hago con mi dinero?”.

Porque hay una enorme inestabilidad. El dinero puede emplearse en unas pocas formas: se puede consumir, comprar cosas, normalmente inútiles. Se pueden comprar viviendas (bueno, normalmente sólo una y una parte de ella). Está la opción de dejar el dinero en el banco. O debajo del colchón, que se ha convertido en algo totalmente diferente. Se puede invertir en un negocio, propio o ajeno. Se puede invertir en bolsa, o en bonos, o en preferentes y otros productos financieros. También existe la opción de los bienes tangibles, en la forma física (tener bidones de gasolina en el trastero) o en la virtual, comprando futuros de Brent.

Lo ideal, y que te diría un periodista que quiera salir del paso, es que hay que diversificar. Tener un poco de todo. Pero, claro está, si puedes diversificar de esa forma, es porque te va estupendamente, tienes mucho que invertir. Y sí, en tal caso hay que diversificar necesariamente y puedes permitirte pagar por el consejo de un profesional (¡Pero jamás pagar porque un profesional invierta por ti!).

Ahora bien, supongamos que tenemos 10.000 euros ahorrados, que es todo lo que tenemos. Están en una cuenta de ING que da unos intereses mensuales de 10-15€. Ese dinero poco se puede diversificar. ¿Qué hacemos con 10.000 euros?

Como siempre, hay que empezar excusándose: no soy experto en nada. Esto es lo que le contaría a mis amigos, si los tuviera, no es ninguna recomendación. Es una opinión para empezar a pensar.

¿Qué riesgos nos plantea el futuro? Unos son más probables que otros, nunca olvidemos eso. Hay riesgos individuales (enfermedad, paro, robo, divorcio) y riesgos colectivos (salida del euro, quiebra bancaria).

Empecemos con una visión genérica de cada forma de inversión, hoy en día y en España:

Consumo
Pros: Precios bajos, ofertas atractivas, satisfacción inmediata.
Contra: La mayoría de lo que se consume es innecesario y produce una satisfacción que solo dura en el corto plazo.

Inmobiliaria
Pros: Precios en descenso, favorables condiciones fiscales, todo el mundo necesita vivir en alguna parte. Vivir es caro.
Contras: Dificultad para conseguir una hipoteca, riesgo de deber mucho dinero al banco, riesgo de embargo (ruina personal), inversión no diversificada. Inversión ilíquida (imposible de vender con facilidad). Riesgo elevado para hombres con hijos (el 50% de los matrimonios acaba en divorcio, es mucho más probable que acabes divorciado que en el paro, así que imagina si es probable). Los precios no han tocado fondo. Vivir en una casa te ata a vivir en un lugar concreto.

Dinero en el banco
Pros: A salvo de un posible robo (robo por parte de delincuentes comunes). Es una actitud sencilla, la que se suele aplicar por defecto.
Contras: Riesgo de quiebra bancaria, de corralito (intervención del dinero por parte del Estado), de pesetificación (convertir los euros en otro tipo de moneda interna, que no valdrá para nada).

Dinero debajo del colchón
Pros: Los billetes de euro tienen pinta de que serán aceptados por mucho tiempo y en muchos países. No se convertirán automáticamente en monedas de pacotilla.
Contras: Riesgo de robo. Puede ser ilegal atesorar efectivo o realizar movimientos internacionales con dinero en efectivo.

Negocios
Pros: Inversión sostenible a largo plazo, que crea riqueza y empleo.
Contras: La mayoría de los negocios son una ruina, montar un negocio ahora es una temeridad. Dificultades con los socios, facilidad para ser engañado.

Bolsa (en el sentido amplio)
Pros: Los precios de algunas acciones son muy bajos. Se puede evitar el “riesgo moneda”, el riesgo a que una moneda (el euro, el dólar, la peseta) se vaya al garete y su valor caiga en picado. Condiciones de tributación favorables.
Contras: Riesgo a “quedarse pillado” en una inversión. La bolsa puede subir, bajar y también quedarse sin liquidez. Que tengas unas acciones que valen 1 euro pero que nadie quiere comprar. Una inversión en bolsa se apoya sobre una empresa, o país, que está en condiciones de mucho riesgo.

Bienes tangibles
Pros: Son como los pisos y los sellos, una inversión que puedes tocar y llevarte en el maletero del coche. En tiempos de incertidumbre, se espera que sean valores que suban de precio.
Contras: A ver dónde vendes un lingote de plata. Sablazos en las comisiones de compra y venta. Riesgo a comprar algo que no vale lo que cuesta. Inversión “de flipado”, socialmente mal vista.

Y ahora voy a decir lo que pienso sobre cada forma de inversión, a día de hoy.

Consumo

Si a uno le va bien, ahora es cuando puede consumir más a gusto. Viajes baratos a buenos destinos. La mejor mesa en el mejor restaurante, al mejor precio. Tecnología de calidad a precios de saldo. Cuando a todo el mundo le va bien, consumir es más caro y luce menos. Eso sí, es importante entender qué placer se satisface con cada forma de consumo.

Una experiencia única o soñada es una gran inversión. Si tu ilusión siempre fue ver a Juan y Medio en persona, el hacerlo es dinero bien gastado, no importa lo ridículo que sea tu sueño.

El consumo como huida hacia adelante, como necesidad de satisfacción a corto plazo, solo produce infelicidad.

Inmobiliaria

Tras la debacle inmobiliaria el comprar casa ya está considerado un gravísimo error. Pero precisamente ahora empiezan a surgir muy buenas oportunidades de compra, para el que tenga dinero en el banco. Con 10.000€ no estamos en condiciones de comprar ninguna vivienda, salvo algún saldo (un bajo en un barrio modesto, proveniente de un embargo).

Estoy totalmente a favor de la idea de comprar una vivienda, a los precios que se pueden conseguir ahora y en la coyuntura económica actual. Pero siempre que se cumpla el siguiente dodecálogo, en su totalidad:

  1. Sólo comprar residencia habitual. Ni casas en la playa, ni casas para alquilar, ni casas de campo. Y si ya tienes casa, no te cambies.
  2. No comprar pensando que en el futuro se podrá pasar a algo mejor. Comprar una vivienda pensando que puede ser para toda la vida. No comprar pensando en vender.
  3. No comprar con gran endeudamiento. Si la única forma de comprar es con avalistas, con meses de carencia, hipotecas a muchos años, aportando hasta el último euro ahorrado, dependiendo de cada euro de nuestro sueldo actual, es porque no estamos en condiciones de comprar. Y entonces, no hacerlo.
  4. No comprar en ciudades con economía del Monopoly. Da igual que te guste mucho tu pueblo o ciudad, si apenas hay trabajo, algún día te puede tocar a ti. No comprar en poblaciones de menos de 100.000 habitantes (por decir un número).
  5. No comprar basura. Evitar los bajos, los malos barrios, las zonas alejadas del centro de las ciudades, los edificios muy viejos, las paredes de papel. No comprar casas que no existen, huir del VPO, las cooperativas, los pisos a medio construir. Ahorros de pobre que pueden salir muy caros.
  6. Olvidarse de la casa de los sueños. Porque además soñamos muy mal. La casa de los sueños tiene terraza (que acabaremos cerrando y creando un habitáculo inútil). O con una piscina que no usaremos, por estar gordos, y que encarecerá la comunidad en 100€ mensuales. Hay que empezar a soñar con casas prácticas, por ejemplo una casa con comunidad baja (lo que nadie sueña).
  7. Una casa que funcione con y sin coche. Y es que en el futuro igual no lo usamos. Pero viviendo en el presente, que si ahora tenemos coche, lo podamos aparcar.
  8. Una casa modesta. Un lugar enorme acaba generando gastos directos (mayores impuestos, pues van por metro cuadrado de vivienda, cuesta más calentarla o enfriarla, tiene más puertas que se pueden romper) e indirectos (tendencia a llenar espacios vacíos con tonterías que no regalan). Una casa muy pequeña provoca tensiones e incomodidades para los que viven en ella.
  9. No comprar lo mejor que puedas. Uno de los errores más comunes de la anterior burbuja. Establece unos mínimos, y dentro de ellos, lo más barato que consigas, no lo mejor que encuentres.
  10. Lucha por el mejor precio. Ahora existen ofertas a la baja, pero con cabeza y olvidando los complejos, uno puede pelear por rebajas muy interesantes. Nos vamos a una gasolinera a 20 kilómetros porque la gasolina es un céntimo más barata, pero en algo que cuesta decenas de miles de euros nos da vergüenza regatear. Si un piso que te gusta cuesta 100.000 y tú no quieres gastar más de 80.000, no dejes de proponer una oferta a 75.000 euros. Te puedes llevar una buena sorpresa.
  11. No escuches a tus amigos. Recuerda que estamos donde estamos porque todo el mundo escuchaba a los que no tenían ni idea. Tu novia puede tener dos carreras, aparte de un señor polvo, pero a lo mejor la economía no es lo suyo. Y los consejos de tu padre, muchas veces se basan en una coyuntura económica diferente, o en un riesgo que salió bien, riesgo que tú no te puedes permitir. Infórmate bien, por ti mismo. Contrasta opiniones.
  12. No pagar en negro.Malos tiempos para pasarse de listo y robarnos a todos. El marco legal es más inestable que nunca. Pagar bajo cuerda tiene muchos más riesgos que nunca.

La coyuntura actual es tan mala, que diversos escenarios apoyan la compra de vivienda (siempre a un buen precio): la salida del euro destroza los ahorros, convirtiendo el dinero en simples papelitos. Se volvería a una economía con elevada inflación donde el tipo de interés de la hipoteca se mantiene bajo (pagar cada vez menos). El riesgo es que las hipotecas “en euros” no se convirtieran en hipotecas “en pesetas”. Pero si esto ocurriera, estaríamos en escenario de desastre. Una escenario de catástrofe no es imposible, pero para esos casos uno nunca puede estar totalmente preparado.

Dinero en el banco

Tener dinero en el banco nunca puede ser una mala idea. Ahora mismo no lo movería pensando en cuberterías, milésimas de mejor interés. Intentar tenerlo en un banco que no pueda quebrar, porque por muy garantizados que estén los depósitos, si hay que recurrir al fondo de garantía, uno puede tardar meses en conseguir su dinero, y vete tú a saber en qué condiciones. Da igual la inflación, lo que puedas conseguir con otras inversiones. Para alguien conservador, perder poco dinero es una actitud recomendable.

Dinero en efectivo.

Pues si eres joven, sin hijos y no eres funcionario, no descartaría tener el suficiente dinero en efectivo para por lo menos poder salir del país. Si el billete de tren Madrid-Burdeos más caro que puedas encontrar cuesta 300€, ten 500€ en efectivo, y tal vez algo más para comprar un vuelo, fuera de España, a donde quieras emigrar. No es mucho dinero en caso de que lo perdieras y te da la tranquilidad de pensar “si el país se va a la mierda, podré al menos salir de él”. Porque el problema para muchos de los que no han emigrado a España ha estado siempre en eso: en no tener ni para dejar su propio país.

Negocios

Aunque ahora se diga mucho que el montar tu propio negocio es la forma a la crisis, todo esto lo veo como consejos irresponsables de gente que gana dinero, o una parte de su dinero, por dar consejos a otros y proyectando la imagen de emprendedor optimista. La señal de que ahora montar un negocio es una mala idea está en que muchos de los que han funcionado siempre, de los que tienen experiencia, han tenido que cerrar. Pero no, vas a llegar tú y lo vas a hacer mejor que nadie. Si cierran bares, es porque sobran bares. No montes un bar. Y no olvides la regla número uno de los negocios: Cualquier negocio relacionado con perros, fracasará siempre.

Ahora bien, si sabes de un amigo que tiene un bar, que ha sido capaz de pasar lo peor, y que necesitaría una inversión de 10.000 euros, seguramente sea una excelente forma de emplear el dinero, una de las mejores. Eso sí, dejándolo todo muy bien atado, ni acuerdos verbales ni repartos de beneficios inciertos. Si es una empresa familiar con la gente comprometida, siempre hay que arrimar el hombro, aunque sea posible que las cosas salgan mal. No es lo mismo avalar el piso de tu hermano (error) que invertir en el negocio de tus suegros (acierto).

La bolsa

La bolsa está en mínimos históricos, precisamente por eso es cuando puede ser más interesante invertir en ella. Y puestos a invertir, los valores estrella serán los más castigados: constructoras y bancos. Estoy pensando en comprar acciones de Bankia, pero es imposible encontrar información racional en Internet. Todo es parodia y ridículo de la empresa caída. A mi el logotipo de Bankia me parece horroroso, igual que Playboy es una empresa que me encanta. Pero lo que cuenta no es lo bonito de la compañía o de su producto, sino cuánto cuesta el kilo de empresa. Y Bankia está casi regalada.

Tal vez sea un mal ejemplo, pero sirve para muestra de qué se puede buscar en la bolsa. Otra forma de inversión mucho menos arriesgada es hacerlo en empresas consolidadas, que coticen fuera de la Bolsa Española. Como por ejemplo Nestlé, Toyota o McDonalds. Estas inversiones alejan nuestros euros de ser meros papelitos o apuntes en una libreta, convirtiéndolos en algo diferente. Volviendo a lo de siempre, si desaparece el euro, ahí está nuestra inversión en 27 ruedas de coche fabricadas por Toyota. Pueden desaparecer las monedas, pero de alguna forma podré recuperar mi dinero, librándome (tal vez) de devaluaciones o conversiones draconinanas.

Bienes tangibles

El oro está a precios máximos, por eso se habla mucho de la plata. El oro (en forma de cadenón con el símbolo del dólar, para colgar al cuello) es una inversión que da pérdidas garantizadas. Eso sí, siempre tiene algún valor residual y es fácil de transportar, incluso dentro de una cárcel.

La plata física no hay donde venderla, es en sí misma un quebradero de cabeza, como lo son los sellos o los árboles. Sólo por eso no me convence. La plata física tendría valor en escenarios de catástrofe, de desaparición del euro, etc. En tales casos el venderla iba a resultar dificilísimo y sólo se podría hacer con grandes descuentos.

Ahora bien, tener un lingotazo de plata es algo que no puedo desaconsejar, porque tiene cierto encanto retro y macarra.

Lo que me preocupa es que alguna de la gente que se dio cuenta de que los pisos “eran un timo” y los sellos, más, se deja llevar por el canto de sirena de una forma de inversión compleja, insegura y arriesgada.

La otra inversión

De entre todas las inversiones propuestas, hay una que brilla por encima de todas las demás. No se devalúa apenas y es muy fácil de transportar. A prueba de robos. No importa lo que ocurra, tenemos que invertir en nosotros mismos. Citius altius fortius. El que esté en la Universidad, que la termine, porque cada año será más cara y por lo tanto, más valioso el título que se pueda conseguir. Hacer másteres que tengan sentido y salidas. Hay másteres que no valen ni para limpiarse el culo con ellos. No es tiempo de hacer carreras vocacionales, sino de carreras con expectativas de trabajo para cuando las termines.

En los estudios universitarios hay mucha paja, mucho estudio que no sirve para nada. Estudiar oposiciones hoy en día es una quimera, aunque igual pienso que a medio plazo (3-4 años) es una excelente opción para el que se la pueda permitir. Los recortes y despidos de ahora vaticinan años de elevadas necesidades de funcionarios en el futuro.

Uno debe formarse en cosas que le gusten, que le llenen y que sean prácticas. Si tienes poco dinero ahorrado, elige una de las anteriores opciones, pero mientras tanto, no dejes de aprender cosas nuevas. Porque el futuro es muy incierto, y no será de los que tengan un corral con gallinas, sino de los que aún sean capaces de aprender habilidades nuevas. Es triste que uno no esté dispuesto a gastarse ni un céntimo en formación, con el cuento de que todo está en la red, gratis. Aprender a dibujar mejor, a bailar, dar clases de capoeira, aprovechando que están a precios de saldo. Sí, bailar tango no es práctico con un 100% de seguridad, pero con menos de 1.000 euros y pocas semanas de tu tiempo, puedes llegar a no hacer el ridículo. Mientras que una Filología inútil al 90% puede suponer cinco años de tu vida y 10.000 euros largos en gastos.

La formación a gran nivel es muy incierta. Pero los cursos cortos, a precios fijos, suelen ser siempre interesantes y nunca son dinero tirado. Comprar un coche (error), sacarse el carné de conducir (acierto).

Si no sabes inglés, o tienes un nivel burdo, gasta todo lo que sea necesario en aprenderlo.

Eso sí, el inglés no es para emigrar, sino para tener la opción de hacerlo. Por mucho que se vendan vidas de fantasía “en Europa” la realidad es que un extranjero es, para muchas cosas, un ciudadano de segunda categoría, en cualquier país del mundo. Y eso es a veces muy duro. En muy pocos trabajos aceptan a gente que no conoce el idioma. Una delirante realidad simplificada, que algunos asumen como cierta: en Finlandia aceptan españoles para casi cualquier puesto, siempre que sepan inglés. Se cobran 2.000 euros netos en cualquier trabajo y si te quedas embarazada tienes 2-3 años de baja de maternidad. No importa si trabajando en Nokia o en una carnicería, con que sepas inglés, ya puedes trabajar con total normalidad, eres uno más.

En resumen, que si tuviera que invertir 10.000 euros, lo que haría sería:

5.500 euros en el banco.
2.000 euros en efectivo, mejor en billetes pequeños.
1.000/0 euros en 10 lingotes de 100 gramos de plata. Dependiendo de lo macarra que se sea o lo preocupado por el futuro que uno esté.
1.000/2.000 euros en acciones de alto riesgo y peor imagen (bankias).
500 euros en aprender cosas nuevas.

Y mientras tanto, seguir ahorrando.

Lotería de penaltis


Siempre que hay tandas de penaltis para decidir el vencedor de un encuentro de fútbol, se oye a varios de los jugadores que dicen que los penaltis “son una lotería”.

Con esto tratan de decir que el resultado es del todo impredecible. A mi sin embargo me sorprende un poco el ver cómo muchos equipos se dejan llevar a los penaltis con cierta inercia, nos encanta dejar que algo se decida por azar, en lugar de por nuestro esfuerzo (que puede ser vano).

Si a un equipo lo eliminan en los penaltis, no importa que el resultado haya sido prácticamente aleatorio. Los periodistas tienen argumentos suficientes para justificar su derrota y la consiguiente victoria del rival.

Lo más triste de los penaltis es lo injusta de la memoria de los aficionados, que simplifican el resultado de la tanda de penaltis a lo que hiciera el último jugador que falló.

Así, en las Semifinales de la Champions League de 2012, el Bayern Munich venció al Real Madrid en la tanda de penaltis. Del Real Madrid, fallaron tres jugadores su lanzamiento: Cristiano Ronaldo (considerado por algunos como el mejor lanzador de penaltis del mundo), Kaká y Sergio Ramos. Pero todo el peso de la derrota se centra en el último fallo del último lanzador. Hasta el punto de que he tenido que consultar internet para saber quién había fallado el segundo disparo del Real Madrid (Kaká). Mientras que de Sergio Ramos se hicieron todo tipo de bromas y descalificaciones.

Igualmente, el portero nunca es el culpable de la derrota. Pero sí el artífice de la victoria. Es igual de injusto. Si el portero alemán, en el anterior ejemplo, paró tres penaltis, y el español sólo dos. ¿No es la derrota, en gran parte, culpa de tener “peor” portero?

Pero hay una gran verdad detrás de que las tandas de penaltis son una lotería. De hecho, el momento más importante es el que no se suele ver: el del sorteo. Se lanza una moneda antes de empezar, según el equipo que gane, puede elegir entre ser el primero, o el segundo en disparar. Pues bien, está demostrado estadísticamente (PDF del estudio completo) que el que empieza disparando tiene un 60% de probabilidades de ganar, que son muchas más que su rival.

Aún sin saber esto, casi todos los deportistas profesionales prefieren empezar disparando, para presionar a los rivales. Aún sin saber que matemáticamente es una ventaja, psicológicamente ya lo entienden, acertadamente, como ventajoso.

Así, los aficionados del Real Madrid, o de la Selección Española, cuando felicitan a su portero por la actuación en los penaltis, deberían entender que gran parte del mérito de su éxito se debe no tanto a las meritorias paradas. Sino a su habilidad como capitán en el anodino arte del cara o cruz.

Piratear el Kindle

Veo que mucha gente estaba llegando a la página porque no sabe cómo leer libros pirateados en el Kindle. Y las páginas dan una visión muy complicada del proceso.

Una idea importante: los libros que vende Amazon no se pueden piratear. O sí se pueden, pero de momento es algo muy complicado de hacer y no ocurre como con el cine y la música que todo se encuentra en Internet a los pocos minutos de su estreno.

Otra idea importante: en el Kindle se pueden leer libros comprados en Amazon pero también libros sin protección anticopia. Si tu encuentras un libro sin protección, no es un libro pirateado. Es un libro que puedes leer en tu Kindle, en el ordenador o en tu móvil, si sabes la forma de convertirlo al formato adecuado.

Una conclusión inicial: los libros que vas a leer gratis en tu Kindle no son exactamente libros pirateados. Lo que está claro es que el autor o el editor no van a cobrar ni un céntimo por que tú los leas. Seguramente a ti eso no te importe un pimiento porque te los imaginas nadando en la abundancia.

Los libros que puedes leer en el Kindle son de diferentes formatos y cada uno tiene su truco. Vamos por orden:

Libros originales de Amazon.

Son los mejores, tienen un formato perfecto (casi siempre) se ven de lujo y además son legales al 200%. Estos libros se compran en la tienda de Amazon y casi por arte de magia aparecen en tu dispositivo, listo para ser leídos. Es tan fácil y bonito que dan ganas de comprar más.

Libros en formato PDF.

Son esos documentos bonitos en los que no se puede seleccionar texto y hacer copiar y pegar. Así que no te extrañe si luego no se pueden redimensionar fácilmente. Estos suelen ser de tamaño grande, a veces tamaño folio. Y en el Kindle te toca verlos en formato muy pequeño o pasando páginas continuamente. Estos libros sólo hay que copiarlos a la carpeta “Documents” y ya se pueden ver tal cual.

No obstante, si la visualización es muy molesta, los documentos pueden convertirse a un formato similar al de los libros. Para realizar esta conversión hay varias alternativas. Una de las más sencillas es enviar un correo a Amazon, a tu cuenta de usuario (mi-usuario-lopez-ramirez@free.kindle.com) y muy importante, incluir en el Asunto la palabra “Convertir” (o “Convert”) y Amazon entonces te convertirá el PDF al formato normal de los libros. La calidad de esta conversión dependerá de cómo sea el fichero original.

Libros Epub.

Son libros en un formato “libro electrónico”. Se ven tan bien como los que vende Amazon, pero se pueden conseguir por la patilla en el Emule, Ares, uTorrent y todos esos lugares básicos para el intercambio de información.

Estos libros se tienen que convertir a “formato Kindle”. Para eso hay un programa perfecto, que se llama Calibre. Es un programa muy bien hecho y que además tiene versión en español. Con él puedes convertir cualquier libro el-quijote.epub en un formato que el Kindle entienda. Y luego tomas ese fichero, lo copias a Documents en el Kindle y a disfrutar.

Libros Mobi.

Pues es otro formato de libros electrónicos, pero este funciona perfectamente en el Kindle. Copiarlo y del tirón.

Libros Word (.doc y .rtf).

Algunos libros están en formato Word. Para poder leerlos en el Kindle hay que convertirlos primero. Esta vez Amazon ofrece ese servicio gratuitamente. Tú le envías a tu cuenta de correo de usuario (mi-usuario-lopez-ramirez@free.kindle.com) con el documento adjunto y ellos te responden a tu cuenta de correo, ya convertido y para que lo pases a la famosa carpeta Documents.

Páginas web que molan.

Si te gustaría poder leer una página bastante larga en tu Kindle, o hacer una colección de ellas y leerlas plácidamente sentado en el WC, existe un servicio (en inglés) que se llama Instapaper. La idea es que te vas guardando las páginas que te gustan ahí y luego le dices que te genere un libro con todas esas páginas. Con esto incluso te puedes hacer un cóctel de varias páginas que te interesen (por ejemplo la página de la wikipedia sobre cada jugador del Real Madrid) y crear un libro con todos ellos.

Estas son todas las opciones que creo que te pueden llegar a interesar. Luego está el miedo: ¿Y si Amazon se entera de que tengo el Kindle hasta arriba de libros pirateados? Hay gente tan asustadiza que no quiere usar la sincronización de Amazon, para que “Amazon no vea lo que tengo”.

No tengo ninguna relación con Amazon, pero puedo decirte que:

  • Amazon pasa de tu vida como de la mierda.
  • Amazon no es la policía.
  • Amazon ha ganado dinero de ti al venderte el Kindle. Si luego consigue ganar algo más vendiéndote libros, pues mejor para ellos. Pero no están tristes porque no les compras libros.
  • Amazon no sabe lo que pirateas. No es una biblioteca donde alguien recibe un correo con tu libro presumiblemente pirata, lo mira, anota qué libro es y el autor. Ellos reciben un montón de bits de información y te devuelven otro tanto. Les da igual si es La Iliada, un libro de Dan Brown o la lista de la compra.

Algo que a veces cuesta entender: Amazon no sabe qué libros tienes, pero puede saberlo cuando quiera. Amazon puede saber si tienes Fortunata y Jacinta en tu Kindle, pero no puede crear una lista de clientes que tengan ese libro.
Imagina tu taquilla del gimnasio. Nadie sabe lo que hay dentro, pero cualquier conserje puede comprobarlo cuando quiera. Nadie va a mirar en tu taquilla si no tiene un motivo para hacerlo.

Así que vive tranquilo y no tengas miedo de enviar un Word con el título de un libro de actualidad, para que te lo conviertan.

Con esto del pirateo uno a veces se olvida de que Amazon vende algunos libros muy baratos. En la medida de sus posibilidades que cada uno haga lo que quiera, pero a veces compensa pagar un poco por conseguir el libro que quieres, de inmediato. No te obsesiones con el todo gratis, también podrías comprar libros en Amazon.

Pearls Before Breakfast

Uno de los reportajes periodísticos con mayor difusión de los últimos años, al margen de sucesos históricos o noticias muy relevantes, fue el que narraba la experiencia de un violinista de renombre, tocando un Stradivarius, en el metro de Washington.

Detrás de la noticia que todos pudimos ver en televisión y leer en la prensa, había un artículo escrito por Gene Weingarten para el Washington Post. La noticia era una simplificación y un resumen de ese artículo escrito por Weingarten y titulado “Pearls Before Breakfast” (perlas antes del desayuno).

Un resumen de un artículo dio para miles de noticias en periódicos de todo el mundo. Pero ese artículo original, al margen de tratar una historia excelente, es una joya en sí mismo. Hasta el punto de que su autor ganaría con él un Premio Pulitzer del 2008.

Pero además, ese periodista, Gene Weingarten, es el único que ha ganado dos veces el Pulitzer en la categoría de artículo. El otro premio fue por un artículo sobre padres que olvidan a sus hijos en el coche y estos se mueren, que más parece un grupo de Facebook.

Me sorprende que ese tipo de artículos no tengan traducciones al español. Lo que ha hecho todo dios es reescribir la historia en base a la información de dicho artículo. Ni aún después de ganar el premio, nadie se ha preocupado de hacerlo.

Así, si puedes leer inglés, te lo recomiendo, será quizás el mejor que leas en todo el año. Con tan funestos precedentes, intentar resumirlo es prolongar una aberración.

Lo más curioso del texto es que no tiene ningún párrafo destacable. Es algo que ya había leído, pero que he constatado de casualidad. Un texto bueno, muy bueno, pero que no tiene ninguna frase lapidaria, nada digno de ser subrayado (no tengo ni una nota sobre todo el artículo en mi Kindle, otros artículos están llenos).

Pearls Before Breakfast.

Algunas cosas leidas recientemente

Desde que inventaron esto de Instapaper cada vez leo menos libros y más artículos largos. El gran perjudicado es, como no, Amazon.

Haciendo el récord de Tetris. Muy relacionada con la historia del mítico récord de “King of Kong” (del que no puedo creer que nunca escribiera). Un tipo se pone a investigar sobre récords en juegos de Arcade y se da cuenta de que el nivel de su mujer es tan alto en Tetris, que tal vez podría conseguir uno de esos récords.

The Gray Box. Sobre “cuando te encierran en el agujero”. Cómo de brutal es la práctica del confinamiento en aislamiento dentro de las cárceles. Lo normal es que pierdas el juicio. Aparte de otros posibles efectos secundarios en casos más benignos.

The Boy Who Played With Fusion. El chaval que consiguió la fusión nuclear con 16 años y medios más o menos modestos. No tan interesante, pero desde luego una alerta del peligro de los jóvenes brillantes cuando no muestran ningún miedo al “tú no puedes conseguir eso”.

Sobre el fiasco de Netflix. Netflix es la empresa sobre la que todo el mundo se atreve a opinar desde su sofá.

Sex, Lies and Hit Men. Una de mis historias favoritas de esta selección, narra las dificultades para encontrar un asesino a sueldo (como en la película de Horrible Bosses). Pero al mismo tiempo es una historia interesante de infidelidad.

The Mark. Interesantísima historia sobre los informadores del FBI. Gente que colabora regularmente con los servicios secretos americanos, y que gracias a ello vive en un área gris, dentro del mundo del crimen para poder dar chivatazos, pero al mismo tiempo lucrándose y realizando actividades ilegales continuas, de las que el FBI siempre acaba borrando la huella.

The Urban Hunt. Intentando cazar animales en la ciudad. Interesante.

La soledad del polígamo (que no polígono). Desapasionada descripción de la vida real de un polígamo en Estados Unidos. La dificultad que conlleva sostener varias familias, y la soledad de tener varias casas pero que en cierto modo, ninguna es la tuya.

Cuando uno piensa en un polígamo, se hace a la idea de una suerte de coleccionista de esposas. Así, cuesta pensar que ese hombre pudo divorciarse.

Tras la universidad, Bill se casó, dándole a la monogamia una oportunidad, pero al final llegó a la conclusión de que la unión entre un hombre y una única mujer era “innatural y contraproducente” y que el deseo de Dios para él es que fuera polígamo. Se divorció de su primera mujer y en cuestión de un par de años, tenía dos nuevas esposas.

El toque mágico. Sobre el interesante y desconocido juego de los dados (juego que no existe en los casinos de España, pero se ve en muchas películas americanas) y los que tratan de profesionalizarse en el juego. Un repaso a las ineficaces triquiñuelas y escuelas de campeones, que se forman en torno a los juegos de los casinos.

Un punto ingenioso es el que argumenta sobre las engañifas para apostar a un número o combinación de números en la lotería. Es algo sin ninguna base, ni científica ni real, pero es uno de los escasos engaños en que el resultado propuesto por el estafador es el mejor posible. O tan malo como cualquier otro, al ser cualquier combinación equiprobable. Al fomentar la esperanza del jugador, tiene hasta un punto positivo. Tal vez no supieras que hay bastantes libros sobre métodos para ganar a la lotería.

En España no se permite jugar a los dados, por el miedo a cualquier tipo de trampa. Llama la atención de que algo tan trivial como lanzar un dado contra una pared y conseguir un determinado resultado, es algo casi imposible de conseguir. Es difícil que el lanzamiento de un dado no sea aleatorio.

A pesar de ello, los dados es uno de los juegos con menor margen para el casino.

Sobre un apostador profesional en la NBA. Este artículo me pareció bastante aburrido, salvo por un detalle brutal de su protagonista y cómo se inició en el mundo de las apuestas.

Haralabos Voulgaris fundó una modesta compañía. Al cabo de los años había ahorrado 70.000 dólares. En el año 2000, las apuestas estaban 6,5 a 1 sobre que los Lakers ganarían la NBA ese año. En año anterior habían caído en segunda ronda de los playoff contra los Spurs. Voulgaris se jugó los 70.000 dólares a que ganarían la liga, una apuesta de la que tardaría seis meses en conocerse el resultado.

Animals. Desquiciante historia sobre un pirado de la América profunda que monta un zoo privado en su granja. Una granja con casi 20 tigres. Y qué pasa, si decide soltar a todos los animales de golpe.

Partidos de fútbol amañados

Uno de los artículos más impresionantes que he leído en los últimos meses es este de ESPN, “todo el mundo está actuando” sobre los amaños en partidos de fútbol.

El artículo pasa por encima sobre los escándalos más conocidos, como los amaños en la liga italiana con equipos conocidos. Se centra en escándalos mucho menos famosos, pero no por ello menos rentables. Destaca que detrás de gran parte de los principales chanchullos que se han realizado recientemente están mafias chinas, organizadas desde Singapur (en China tienen tantos problemas para interferir directamente en los asuntos occidentales como los occidentales para entender el chino).

Y es que en las apuestas deportivas, lo importante no es que el encuentro sea conocido, sino que se pueda apostar por algo muy rentable. Y es mucho más fácil arreglar un partido menor, que tergiversar un partido que ven millones de personas con jugadores que ganan fortunas.

La historia es muy interesante, pues narra los casos más llamativos de esta organización criminal. Destaca el caso del Rovaniemen Palloseura, un equipo de la primera división finlandesa. Tratándose de un país de primer orden, de un equipo modesto, dentro de una liga semiprofesional, los amaños eran totalmente invisibles y podían prolongarse en el tiempo. Llegó a ser algo tan rentable para la organización que decidieron comprar el club, algo que no consiguieron llevar a cabo por desarreglos con los intermediarios.

Sorprendentemente, los partidos más fáciles de amañar son los que implican a equipos nacionales. Obviamente comprar a la selección de Brasil, o la inglesa, puede ser muy complicado o imposible. Pero el mundo está lleno de países, muchos de ellos menores. La mayoría de las federaciones nacionales están quebradas y dispuestas a jugar cualquier partido por una pequeña cantidad de dinero. Estos partidos son totalmente independientes de la Federación Internacional de Fútbol, por mucho que sorprenda. Y en algunos casos, están organizados directamente por los que se proponen amañar los partidos.

Así, se dan casos sorprendentes, como el de Bulgaria vs Estonia y Letonia vs Bolivia. Dos partidos amistosos celebrados en Turquía, sin apenas público. Organizados por esta asociación criminal, ellos se encargaban de todo, hasta de seleccionar a los árbitros. Pasan desapercibidos entre un extenso calendario mundial. Las apuestas llevan a ganar dinero, nunca fortunas. En este caso el amaño fue demasiado burdo. Bulgaria y Estonia empataron a dos, con los cuatro goles de penalti. En uno de ellos, el jugador falló el penalti y el árbitro ordenó repetirlo. El otro partido, celebrado el mismo día y también en Turquía, Bolivia venció a Letonia por 2-1, siendo todos los goles de nuevo de penalti.

Tuvo que ser demasiado obvio para que alguien se diera cuenta. Decenas de manipulaciones más sutiles ocurren continuamente. Pero lo maravilloso del asunto es que la modificación de la realidad llega a niveles inauditos. Hasta el punto de que se celebran amistosos a los que van actores. Como en el caso de Bahreim-Togo, en el que los jugadores de Togo no tenían forma física suficiente como para terminar el partido.

Es un punto de manipulación extraordinario, fruto amargo de la globalización. Las casas de apuestas se enteran de que se celebra un amistoso, ponen sus cuotas, y esperan a ver los resultados. Lo que ellos nunca pueden saber es el transfondo de ese partido, quién lo organiza, por qué lo hace. Quién paga a las federaciones. Quien contrata a los actores.

El espectáculo más increíble, casi novelístico, lo supuso el amistoso sub 21 entre Turkmenistan y Maldivas. Dos selecciones ignotas, y encima en categoría sub21. La maravilla de las maravillas fue que en este caso el partido fue una ficción, ni siquiera tuvo lugar. Las federaciones se enteraron muy a posteriori y, claro está, hicieron preguntas. La sutileza en el delito, en el engaño, es excepcional. Crear la expectativa de un partido, sobornar a periodistas locales, enviar los resultados a donde hay que enviarlos para que las casas de apuestas incluyan el partido. Y luego apostar modestamente, con muchos usuarios diferentes.

El año de la cebolla

Tras el desastroso intento de conquista de Argel, por las tropas españolas de Carlos V en el año 1541:

Perdieron 140 barcos, 15 galeras, 8.000 hombres, 300 aristócratas españoles. El mar había devuelto una humillación total. Era tal la abundancia de esclavos en Argel, tantos llegaron a ser, que 1541 se recordó como el año en que cada cristiano se vendía por una simple cebolla.

Sobre las pérdidas, dice la Wikipedia:

Las pérdidas fueron muchas, pero no se contabilizaron, ni al parecer hubo voluntad de hacerlo.

Desde que leí esto, no veo esas mallas de tres o cuatro cebollas de la misma manera. Y lo que es peor, nunca me atrevo a mirar lo que cuestan.

El libro de la cita, Empires of the Sea, es de los mejores libros de historia que puedes leer. 75 opiniones de 5 estrellas y 22 de 4 estrellas en Amazon. Nadie lo ha valorado en menos de cuatro.

Donaciones

Internet es gratis y sus contenidos deben serlo. Nadie pagaría por leer a un escritor online. O casi nadie pagaría más que casi nada. Es un privilegio que te lean, que usen tus productos, que oigan tus canciones.

Las formas de ganar dinero deben ser alternativas y secundarias al producto principal. Lo ideal es la publicidad. Pero esta no funciona en todos los casos. Se sugieren como formas alternativas la venta de merchandising, el pago por productos especiales o las donaciones.

Las donaciones son un verdadero misterio. Si incluyera un botón para que donarais nunca podríais saber si se está donando mucho o poco. Igual ocurre con la publicidad, pero a veces uno se imagina lo bien o mal que le puede ir a una página en función de los anuncios que en ella se encuentra. Si ves pornografía, anuncios de tarot o de medicamentos, sabes que ese sitio está en las últimas.

Mucha gente que se queja de que no le compensa lo que hace en Internet recibe la recomendación de que ponga un botón para donaciones. Si no pones el botón, nunca sabrás lo que podrías ganar. Si lo pones y no lo quitas, la gente asume que eso está, en mayor o medida, funcionando.

Hay un caso muy interesante de servicio que trata de mantenerse con donaciones: The Eclipse Foundation. Se trata de una asociación sin ánimo de lucro que realiza productos informáticos, el más importante de todos es el programa Eclipse.

Eclipse es un programa que cambió el paradigma de software que usaban los programadores. Muy versátil pero sobre todo gratis. Antes se hacía mucho dinero vendiendo ese tipo de programas, con licencias muy costosas para las empresas. Pero no había alternativa y se pagaba. Eclipse es un programa empleado por millones de programadores en todo el mundo, muchos de los cuales viven gracias a los programas que construyen usando Eclipse. Pagan sus facturas, se hipotecan y realizan viajes horterísimos, en parte gracias a Eclipse. Así, no se trata de un programa para estudiantes, empobrecidos que no se pueden permitir ir al cine o amas de casa en el tercer mundo. Ayuda a dar de comer a decenas de miles de personas.

Así, este programa es gratis y la página sugiere muy modestamente que se realicen donaciones para sostener algunos de los gastos. Gracias a Dios, muestran las donaciones que han recibido en orden cronológico. Y el dato es espeluznante. En el último mes (del 19 de marzo de 2012 al 20 de abril de 2012, ambos inclusive) han recibido un total de 95 donaciones, 1.719 dólares al mes. La inmensa mayoría de las donaciones han sido de 5 dólares, el mínimo aceptado (si donas 1 dólar usando Paypal, los gastos de comisiones pueden superar incluso a la propia cantidad donada). Con ese dinero no daría ni para pagar a la recepcionista de la Eclipse Foundation.

Además, tengo la impresión de que el sistema de donaciones se entiende como de pago único. Si una vez donas a una página, psicológicamente lo asocias con el pago de una cuota de asociado de por vida, que además te convierte en usuario premium. Peor aún, al ser una cantidad libre, se entiende que todo suma, que si para ti pagar 5 euros es adecuado, nadie tiene derecho a criticar tu donación o a sugerir que debas hacer varias donaciones.

En resumen, creo que el sistema de donaciones se suele esgrimir por personas interesadas, aprovechando la oscuridad sobre los ingresos que se pueden llegar a generar. Viendo un ejemplo concreto, uno se da cuenta de hasta qué punto las cantidades a esperar serán descorazonadoras.