Las tendencias son brutales. Ahora se ha puesto de moda contar tu vida por Internet y todo el mundo se lanza a hacerlo.
Hablaba con un amigo que me contaba sobre el suyo, que lo visita mucha gente y está muy orgulloso. Yo ni me molesté en contarle lo del mío.
Por un lado están los blogs pardillo:
-un niñato que se pasa el día en Internet, un día cuenta lo que le pasó en el instituto, todo lleno de letras k y jajajas. A los dos días no se acuerda del blog y muere de inanición.
-Otros son blogs de aquí estoy yo, que vas deseando que todo el mundo lea, cada vez que escribes una parida le mandas un mensaje a los demás, para que no dejen de ojearlo.
-También están los solidarios, hoy por ti mañana por link. Si te dejas poner un link a la página de otros, ellos prometen poner un link a la tuya. Así, el todopoderoso Google os sacará los colores cuando alguien os busque por Internet antes que a los otros miles de millones de páginas.
-Algunos son buenos, otros originales, las más de las veces la gente trata de satisfacer su ego, contar lo que le pasa por la cabeza y punto.
Autor: paco
Definiciones patéticas
cerdo.
(De cerda, pelo grueso).
1. m. Mamífero artiodáctilo del grupo de los Suidos, que se cría en domesticidad para aprovechar su cuerpo en la alimentación humana y en otros usos. La forma silvestre es el jabalí.
jabalí.
(Del ár. hisp. jabalí, y este del ár. clás. jabali;, de monte).
1. m. Mamífero paquidermo, bastante común en los montes de España, que es la variedad salvaje del cerdo, del cual se distingue por tener la cabeza más aguda, la jeta más prolongada, las orejas siempre tiesas, el pelaje muy tupido, fuerte, de color gris uniforme, y los colmillos grandes y salientes de la boca.
Elegir es equivocarse
En una conversación reciente tuve la oportunidad de soltar la frase, “Elegir es equivocarse”. Más tarde, recordándolo, me sentí orgulloso de mi ingenio a la hora de soltar frases lapidarias.
Pero porque conozco mi falsa originalidad, supuse que, como decía Terencio, no hay nada nuevo bajo el sol, y la frase ya habría sido dicha anteriormente. Octavio Paz fue el inventor, en este caso.
Resulta realmente difícil ser original, aun cuando muchas cosas se nos ocurran a nosotros de motu propio siempre pertenecerán a otras personas.
Es por eso que el esfuerzo de escribir debe ser uno de los más vanos. Todo ha sido dicho anteriormente.
Enciclopedias en el siglo XXI
Como muchos otros españoles, compré la primera edición de la enciclopedia que “regalaban” con el periódico. Y digo regalaban porque hoy en día la venta de diarios se ha convertido en una suerte de negocio mixto. Raro es el periódico que no te regala una figurita de ajedrez, una pieza más de la reconstrucción del Titanic o una manida colección de libros. Los compradores esporádicos no saben a qué atenerse a la hora de ir al quiosco.
La susodicha enciclopedia se inicia con un interesante prólogo justificatorio. En realidad, con la generalización de Internet como herramienta de búsqueda, es más que cuestionable la necesidad de una enciclopedia en la actualidad. Y sobre dicho tema versa la introducción. Se jactan finalmente de que la enciclopedia sirve para “elegir, de entre una jungla de datos disponibles, aquellos realmente significativos y descartar los que sólo contribuyen a generar confusión.” No contentos con aportar una única ventaja, también ofertan la mezquina virtud de la inmediatez en el acceso. Si no se tratara de una publicación elevada habrían dicho: “pero además es mejor que Internet porque si se va la luz puedes consultar la enciclopedia y tardas menos en buscar una palabra que en encender el ordenador, conectarte a Internet y encontrarla.”
Muertes inusuales II
Recién leído “Cien años de soledad” el primer pensamiento que me aborda es que la vida de mi familia es y ha sido muy aburrida. Llena de sucesos monótonos, apenas salpicada por algunos detalles de chispa.
Para todos nosotros ocupa un lugar de privilegio la muerte de mi abuelo materno, por una inyección de penicilina siendo él alérgico. Es toda la maldad que afortunadamente ha sabido mostrar el destino con los míos.
Me pregunto qué tal encajará en la vida de tantas personas el hecho de que un tío tuyo haya muerto en circunstancias inusuales.
Muertes inusuales I
Esta mañana nos sorprendían los periódicos con la noticia de la muerte de un bebé en un suceso fortuito en el metro madrileño. Al margen de la tragedia inherente a toda muerte, hay una serie de matices interesantes en la historia, que paso a reseñar.
Según cuentan los periódicos, las cosas sucedieron más o menos así:
Una mujer sudamericana llevaba a su hija en un carrito de bebé. Al llegar a su parada se demoró en la salida, y para cuando comenzó a salir ya había sonado la señal acústica del cierre de puertas del metro. La mujer sacó del vagón el cochecito y cuando se disponía a salir ella misma se cerraron las puertas. El cochecito quedó enganchado al vagón por medio de un chaleco que quedó atrapado con el cierre de puertas. El tren se puso en marcha y arrastró al cochecito, que calló a las vías con violencia, causando heridas que resultaron mortales al bebé.
En primer lugar, el hecho de indicar que la mujer era sudamericana, o de origen sudamericano no deja de ser una suspicacia que debía ser evitada por cualquier periodista medianamente digno.
Conócete a ti mismo
Hace ya algún tiempo que me comentó la idea un gran amigo mío, pero por lo visto ahora está empezando a ponerse de moda. Si no sabes de un amigo tuyo desde hace tiempo, o tienes curiosidad por saber algo más de tu compañera de trabajo que resulta tan hermética, no tienes más que meter sus datos en el Google y esperar.
Arte de usar y tirar
Hoy me sorprendía una de las noticias del ABC: un exaltado diplomático perdía por completo las formas en la presentación de una exposición y destrozaba una de las obras de arte.
Según cuenta el ABC,
“el embajador de Israel en Suecia, tras inaugurar la exposición «Making Differences» en el «Historiska Museet» (Museo de Historia) de esta capital, sufrió un ataque de ira y destruyó una de las obras allí exhibidas.”
El caso es que la exposición estaba enclavada en una serie de actos culturales relacionados con una Conferencia Internacional contra el genocidio.
“La obra que despertó tanta furia, firmada por los artistas suecos Dror Freider, nacido en Israel, y Gunilla Sköld-Freider, muestra un velero que se mecía suavemente en las aguas teñidas de rojo del estanque. En la vela del barquito ondeaba la foto de Hanadi Jarndat, terrorista suicida que al inmolarse el 12 de junio pasado, asesinó a 19 personas”
La muerte de la ñ
Siempre es dura la muerte de un ser querido. También puede resultar difícil la desaparición de algo con lo que se ha convivido por mucho tiempo. Así, las pesetas nos dieron lástima cuando fueron condenadas a muerte por el euro. Todas las expresiones, refranes, recuerdos, al cubo de la basura.
Mucho se habló de la peseta, cuando todos sabían que iba a morir. Antes de tener que traumatizarme de nuevo, he decidido prepararme para la muerte de la ñ.
En casa de herrero
Unos meses atrás, le escribí un e-mail a la Real Academia de la Lengua. Cuando lo redactaba, me sentía como el que entra en la casa de los suegros, toda enmoquetada, con los zapatos sucios. No sabía donde pisar, y revisé la gramática y la ortografía varias veces. Ésta fue la respuesta que recibí:
Estimado señor:
La petición que usted nos hace no podemos atenderla desde este servicio
del DRAE, puesto que este tipo de peticiones no se pueden atender desde
este servicio. Tiene que dirigirse directamente al Secretario de la
Academia Española, ya que hasta la salida del DRAE en CD-ROM no se
facilita esta información. La dirección la encontrará usted en el
Directorio de la RAE.
El estilo repetitivo me recuerda a mi adorado Thomas Bernhardt, pero no me parece el lugar más adecuado para usarlo. Supongo que tras esos arrugados académicos se ocultan cientos de brillantes filólogos con contrato por obra y sueldo de abreviatura.